Sin crédito

FERROL

09 oct 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

El crédito de los políticos está por los suelos. Con lo injusto que es generalizar, esta vez resulta difícil hacer las excepciones. Porque claro que existen políticos honestos, algunos son trabajadores e incluso los hay inteligentes. Pero la percepción de la ciudadanía es que los partidos han puesto tan bajo el listón de autoexigencia que resulta difícil tomarlos en serio. Y ya se sabe que los ciudadanos son soberanos. En treinta años de democracia, y ya con casi todas las alternancias posibles en los gobiernos locales, autonómicos y centrales, hemos recibido promesas de honradez y peticiones de clemencia de todos los que han manejado nuestra confianza. Y nuestros cuartos.

Desde los tiempos de Filesa, aquella sociedad que financiaba al PSOE que Felipe González reivindicaba inmaculado, no se vivían tiempos de tanta insalubridad. El caso Gürtel ha puesto contra las cuerdas al PP valenciano, pero las fechorías salpican también a los populares de Galicia y obligan a Rajoy, aunque sea por una vez, a tomar decisiones. Las sospechas no son cosa de dos. El paso del BNG por la Xunta ha dejado también su reguero de supuestas irregularidades. A unas turbias oposiciones en la vicepresidencia de Quintana o al concurso eólico que el Supremo suspendió se suma la denuncia de que desde el Consorcio de Benestar se pagaron facturas por hasta medio millón de euros a una sociedad afín al Bloque. Y dicen que puede haber marrón en alguna otra sociedad pública.

Mientras tanto, el diputado nacionalista Bieito Lobeira dedica su tiempo en el Parlamento de Galicia a dar alivio a lo que parece una obsesión particular. A los ciudadanos les preocupa a quién se paga y por qué con los impuestos que cada día cuesta más desembolsar, pero al diputado que desde la tribuna insulta reiteradamente a periodistas ayer le inquietaban las ayudas por usar el gallego en las empresas. Justo de lo que habla todo el mundo.