El Pantín Classic volvió a llenar ayer de surf las aguas del Atlántico. Y también a convertir uno de los más bellos arenales gallegos en un espacio de referencia para el deporte internacional. La disputa de la jornada final de la prueba, de una prueba que ya suma 22 ediciones, reunió, alrededor de algunas de las más brillantes estrellas del panorama surfista internacional, a miles de aficionados que acudieron a contemplar sus evoluciones sobre las olas.
El Pantín Classic ha conseguido crear en Galicia una afición estable al mejor surf que cada año se da cita alrededor de una competición cuyos ecos se proyectan mucho más allá del ámbito del deporte, para entrar de lleno en los territorios del acontrecimiento social.
Pantín ha creado, alrededor de este campeonato, toda una cultura: una cultura de promoción de hábitos de vida saludables, de protección del entorno natural y de puesta en valor de un paisaje costero que es necesario preservar para las generaciones futuras. Y todo ello se le debe, en buena medida, al espíritu de una competición en la que los deportistas de alto nivel conviven, una jornada tras otras, con aficionados de las más diversas edades que ya se han convertido en verdaderos expertos en una disciplina que llegó a Europa desde el otro extremo del mundo: desde el Pacífico.