Pleno con insultos y alaridos

FERROL

Trabajadores de Urbaser impidieron el normal desarrollo de la sesión con un alboroto, y amenazaron con volver el miércoles

31 jul 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

Imagine que las empresas que construyeron el puerto exterior de Ferrol incumplen el convenio colectivo y escamotean parte del salario a sus empleados y que estos, en lugar de ir a la huelga, manifestarse o algo similar, se plantan en Madrid, entran en el Parlamento en plena sesión de control al Gobierno e interrumpen el debate en dos ocasiones, increpan e insultan al presidente del Gobierno y a un portavoz de la oposición, y amenazan con impedir que los diputados se vayan a casa si el jefe del Ejecutivo no les soluciona en el acto su problema laboral.

¿Qué nombre le pondría a eso? Pues puede aplicárselo al pleno de ayer, en el que sucedió todo eso con otros protagonistas distintos: basta cambiar «presidente del Gobierno» por «alcalde Vicente Irisarri», «empleados de empresas del puerto» por «trabajadores de Urbaser» y «portavoz de la oposición» por «concejal Juan Fernández».

Es de suponer que en el Congreso, los alborotadores serían expulsados e incluso detenidos. No hace falta ir tan lejos, en Narón ayer mismo se levantó la sesión por un desorden similar. Pero no en Ferrol, donde está bien arraigada la táctica de un sector de la corporación de convertir el pleno en un «manifestódromo» (como le llamó el anterior alcalde, Juan Juncal) para desestabilizar al gobierno en ejercicio.

El pleno empezó con mala pinta. Los trabajadores de Urbaser pidieron intervenir, aunque no lo habían solicitado con anterioridad. En principio el alcalde lo rechazó, porque supondría vulnerar el reglamento, pero ante las amenazas del grupo de IU de abandonar la sesión y con el beneplácito del resto de los grupos, dio la palabra al presidente del comité de empresa.

Pidió al gobierno una solución para que la empresa deje de escamotearles parte del salario que tienen reconocido en el convenio colectivo. Acabó, le aplaudieron, y la crisis pareció pasar. Pero nada. Hombres adultos, algunos ya entrados en años, hicieron sonar cornetas y silbatos, y gritaron que querían una solución ya, aunque eso depende, lógicamente, de la propia Urbaser, que es privada.

Se calmaron, pero no hubo paz. Durante el debate hubo chistes y risas, silbidos, incluso algún «¡mentiroso!» a grito pelado. Hubo otra interrupción más violenta y el alcalde decidió buscar una solución. Todo ante los bomberos, que veían sin levantar la voz cómo quizá no se debatía el convenio con Narón que debía cubrir parte de sus aspiraciones laborales.

Tras 45 minutos, Irisarri consiguió cerrar una reunión a tres bandas que se celebrará el lunes. Los trabajadores, tras una reunión en el pasillo, decidieron levantar el campamento y pidieron disculpas al público «por las molestias». Eso sí, en la reunión del pasillo quedó claro que si el lunes no había solución, «el pleno extraordinario del miércoles» va a ser la «bomba».

Preguntado sobre una posible huelga, un representante de Urbaser afirmó que «no es el momento». ¿Por qué? Problemas de «vacaciones», «turnos»... En fin, que ya está aquí agosto.