De camionero y percebeiro furtivo a pastor de cabras, agricultor y lector de grandes clásicos

La Voz

FERROL

09 jul 2009 . Actualizado a las 12:05 h.

La Escola de Gaitas de Ortigueira ideó en 1978 el Festival Celta. A esa primera cita acudió José Martínez, Ginocho. No faltó en las sucesivas, hasta que en 1984 emprendió, después del certamen, un viaje solo de ida a la localidad lucense de Negueira de Muñiz, limítrofe con Asturias.

Atrás quedaron sus pinitos como percebeiro en la costa de Valdoviño y su oficio de camionero. Llegó a pastorear un rebaño de cabras de 125 cabezas, «solo femias», puntualiza, lo que le garantizaba un holgado medio de subsistencia. «Nunca faltaba un cabrito para comer, e se tíñamos unha botella de viño xa montábamos festa».

Aún hoy, las viviendas ocupadas carecen de agua, gas o electricidad, y la gran mayoría de los cientos de habitantes que recalaron en Negueira ya han abandonado el pueblo. «Quedamos dous ou tres dos que chegamos ó principio». Entonces, la «comuna» era una amalgama de nacionalidades: «Americanos, portugueses, alemáns, holandeses... non había un repetido», muchos de ellos «de familia podente». De ahí que una vez hartos de la vida entre cabras, el transporte en burro y las plantaciones de hortalizas, regresasen a la vida urbana. No fue el caso de Ginocho. Allí está en su salsa. La política, de lejos, y el dinero, el necesario para vivir, «que non mo vou levar á tumba».

El término hippy no le convence, y rehúsa cualquier tipo de etiqueta, por mucho que rebusca en su cabeza repleta de los grandes clásicos de la literatura y volúmenes de historia.