San Andrés de Teixido, frente a las puertas del Otro Mundo

FERROL

El profesor Ramón Sainero analiza en su nuevo libro los vínculos del santuario con los grandes mitos del Atlántico

30 may 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

El profesor Ramón Sainero, doctor en Literatura Irlandesa por la New University of Ulster, la de Coleraine, y uno de los más prestigiosos celtistas europeos, dirige su mirada, en su último libro, a San Andrés de Teixido. Y, naturalmente, a todo lo que representan el santuario y el lugar sobre el que se asienta.

«No, la verdad es que no creo que Galicia sea consciente todavía del inmenso capital simbólico de San Andrés de Teixido, de la importancia cultural que ese enclave tiene», dice Sainero, cuya monografía San Andrés de Teixido e as Illas do Máis Alá llega a las librerías estos mismos días, editada por Toxosoutos dentro de su serie Keltia. «Tenemos que saber -comenta Sainero también- que miles de años antes de la llegada del Cristianismo, Teixido ya debía de ser lugar de imponentes cultos relacionados con la marcha del sol».

Las almas de los muertos

«La imagen del sol que desaparece en el horizonte y que se lleva consigo las almas de los muertos para renacer al día siguiente, y que el Cristianismo adopta después, ya está en la primitiva cultura griega», añade el profesor. Y también hace notar la extraordinaria densidad de túmulos megalíticos que rodean Teixido, en la Serra da Capelada. «Ese tipo de megalitismo -comenta- fue llegando hasta nosotros, desde Oriente Medio, 4.000 años antes de Cristo, a través del Mediterráneo. Y yo creo que fue desde aquí, precisamente, desde donde se proyectó hacia lugares como Irlanda».

Hacia lo invisible

«No hay que olvidar que toda la gran mitología celta -apunta Sainero también- sigue presente en San Andrés de Teixido, o al menos reflejándose constantemente en ese lugar. ¡En un lugar que se abre hacia lo invisible...!». Y para concluir, cita lo que decía, en el siglo VI, el Papa Gregorio el Grande: «No suprimáis los festines que celebran los bretones en los sacrificios que ofrecen a sus dioses; trasladadlos únicamente al día de la dedicación de las iglesias».