Han tenido que ser los asesores de la Unesco los que pongan por escrito lo que nuestra Administración se niega a reconocer pese a las evidencias: que el proyecto que se levanta en el monte Gaiás está lejos de ser viable, solvente y sólido.
Porque es evidente que un proyecto cultural difícilmente resulta viable si tras enterrar 500 millones de euros en levantar la infraestructura va a requerir otros 70 millones al año para su mantenimiento; porque es evidente que un proyecto difícilmente puede presentarse como solvente si el contenido de los edificios se modifica cada pocos meses, y porque ese evidente que un proyecto difícilmente es sólido si tiene una estructura de gestión que se ha reformado dos veces en el plazo de año y medio.
A ver si ahora que la Unesco advierte sobre el esperpento (siempre se hace más caso a los de fuera) nuestros gobernantes tienen suficiente valor para poner fin a semejante sangría económica.