Cariño resiste la crisis del ladrillo

La Voz

FERROL

18 ago 2008 . Actualizado a las 11:21 h.

A pesar de que prácticamente todo el país vive sumido en la crisis del ladrillo que comienza a afectar a las constructoras por el descenso de las ventas de inmuebles, en Cariño está pasando de refilón. Los empresarios del ramo están notando las dificultades económicas por la dureza de los créditos, ya que los bancos no conceden préstamos como antes. Pero, por lo demás, están amortiguando muy bien la crisis, en gran parte porque, según fuentes del sector, se habían vendido gran cantidad de viviendas que comenzaron a ser construidas entre el 2005 y el 2006.

Lo que sí se está percibiendo en Cariño después de este bache en el imparable ascenso que la construcción estaba tomando en España es el cambio en la forma de adquirir viviendas. Antes, los clientes firmaban la compra de una casa sobre los planos, mientras que ahora tienen más recelo y, por lo general, prefieren ver la obra sobre el terreno, una vez iniciada su construcción. También se valoran más otros aspectos que antes podían pasar más inadvertidos, como el entorno en el que está ubicado el inmueble y las referencias que se tienen de la empresa promotora.

Además, los constructores también deben presentar más documentación para solicitar los créditos, como el solar, el proyecto, la licencia de obra y las ventas, que antes no hacía falta.

Plan de urbanismo

El bum del ladrillo ya comenzó hace unos tres años. Es uno de los sectores en auge de Cariño frente a la tradición pesquera de la villa. En este pequeño enclave del Ortegal, al pie de la sierra de A Capelada, trabajan cuatro o cinco promotores que desarrollan su trabajo a pequeña y mediana escala, y a los que se unen además profesionales de fuera. En este despegue del sector tuvo mucho que ver el plan de urbanismo del Concello de Cariño, que dio un empujón decisivo a la construcción en la localidad y se convirtió en su base.

Desde el sector aseguran que es un plan muy adecuado, sobre todo porque fija aspectos clave como las alturas de las fachadas y los salientes de los vuelos para no distorsionar el paisaje con edificios muy elevados. Por ejemplo, marca los bajos a cuatro metros y la vivienda libre a 2,80. Y sobre todo, se adapta a la ley autonómica que impide levantar edificios en un franja de 500 metros desde la costa.

Y es que a pesar de Cariño es un Concello joven, se está abriendo camino a pasos agigantados en cuando a destino vacacional, gracias al encanto especial que le proporcionan sus playas y su paisaje entre la sierra de A Capelada y el cabo Ortegal. Esto ha provocado que el 95% de las viviendas que se proyectan estén dirigidas a convertirse en segunda residencia, por lo que su tamaño no es superior a los 70 metros cuadrados.

Sin embargo, hay clientes que demandan pisos de mayor extensión y que, generalmente, se trata de gente de la propia villa que compra el inmueble como residencia permanente. En Cariño no caló en exceso la promoción privada, sino que la gente se decantó siempre más por comprar.

Las zonas demandadas siguen siendo la de Cantalarrana, la avenida de la Constitución-principal arteria de la villa- Eduardo Pondal y Castelao, situadas al comienzo del casco urbano, y Río Sil que da al paseo marítimo. Pero ahora en Cariño, la tendencia se inclina hacia los polígonos residenciales que ya se van desarrollando, con manzanas abiertas y cerradas. En la zona de la costa, sin embargo, lo que se está demandando son las viviendas unifamiliares, como en Figueiroa, que no se pueden adosar, según estipula la ley.

Un 25% más

Los precios también han cambiado respecto a hace unos años, antes de que despegara el bum inmobiliario. En el 2003, un piso costaba un 25% menos que ahora. Por ejemplo, en el paseo marítimo de Cariño se pagaba una media de 120.000 euros por 90 metros cuadrados, mientras que ahora, por 70 se desembolsan alrededor de 170.000, después de que el precio del suelo se duplicara.

Pero Cariño no ha sido el municipio que más ha notado la subida en la comarca. Desde el sector aseguran que en otros puntos turísticos como Espasante o Cedeira se ha disparado mucho más, mientras Cariño resiste a la crisis.