«En España existen poquísimos lugares tan auténticos como Covas»

FERROL

La presentadora asegura que nunca podrá desligarse de sus raíces; ama Ferrol y cree que los ferrolanos deberían quejarse menos y sentirse más orgullosos de su ciudad

16 ago 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

El lugar escogido para la entrevista es la casa que Paloma Lago acaba de estrenar en Covas. A primera hora de la mañana, en el nuevo hogar de la modelo y presentadora ferrolana se respira una paz absoluta. Después de varios días pintados de gris, el tiempo ha decidido darle una tregua a Ferrol: el cielo está despejado, huele a hierba recién cortada y las habitaciones de la casa -vestidas de un blanco inmaculado- están ordenadísimas y en silencio.

En Covas, el lugar en el que desde siempre ha veraneado su familia, la presentadora ha creado su refugio ideal. Y por eso no resulta extraño que, al pedirle que escoja su rincón predilecto de Ferrol, ella se quede con una de las playas de la zona. «Elijo Esmelle porque para mí es un auténtico paraíso; fíjate si me gusta que lo primero que hice este verano cuando llegué, antes incluso de deshacer las maletas, fue coger la bici, irme hasta la misma orilla de la playa y, sin pensarlo dos veces, echarme a correr y darme un chapuzón», apunta sonriente la modelo.

Pero para Paloma Lago todo Covas tiene algo especial. «En España hay poquísimos lugares tan auténticos como este», afirma sin atisbo de duda. Y por eso mismo, a ella no le cuesta nada confesar que le gustaría que la parroquia ferrolana se quedase siempre tal y como está, sin cemento ni urbanizaciones impersonales: «Estoy segura de que la especulación no le sentaría nada bien, porque le robaría todo el encanto y toda la magia».

Además de su querida Covas, entre las referencias vitales de Paloma Lago también se pueden encontrar otros muchos rincones de su ciudad natal. Por ejemplo, la ría ferrolana, por donde navegó en muchas ocasiones de adolescente; también la Compañía de María -«aunque a veces con las monjas tenía algún que otro desencuentro, porque yo tenía mucha personalidad y no quería que me gobernasen», apunta entre risas-; o el Club de Campo, en cuya fundación jugó un papel muy importante el padre de la presentadora. Pero también, y de forma especial, la modelo guarda muchos recuerdos del OAR, un equipo en el que aprendió a sacar provecho de su 1,75 de altura recogiendo rebotes y encestando balones como pívot. «Por aquella época mis ídolos eran Fernando Romay, Corbalán, Llorente... Y fíjate que luego, con el tiempo, los he conocido a todos, algo que nunca habría imaginado en aquellos años». Como tampoco, por aquel entonces, podía adivinar que algún día se convertiría en un rostro popular de las revistas y de la televisión.

El salto hacia ese nuevo mundo le llegó a los 18 años, cuando estando en Madrid -donde estudiaba diseño y moda-, alguien vio que tenía madera de modelo y le recomendó que se metiera en una agencia. Lo suyo fue dicho y hecho. Porque nada más entrar en International Booking, como se llamaba aquella agencia, la ferrolana consiguió un contrato para trabajar dos meses en Japón. «Mi primera experiencia fue impactante, porque de buenas a primeras me vi sola, en Tokio, y sin hablar una palabra de inglés», recuerda echando la vista atrás.

Modelo del Año

Después de aquella experiencia, las ofertas empezaron a crecer como la espuma: «Durante cinco años estuve viajando como modelo; trabajé en Alemania, Miami, Francia...». También por aquella época, en 1989, ganó el concurso Modelo del Año de la revista Elle , y solo un año más tarde, en 1990, dio el salto a la televisión. Su primera experiencia frente a las cámaras la vivió en el programa Telecinco, dígame , y después, con el tiempo, terminó por convertirse en un rostro habitual de la pequeña pantalla. Con Carlos Lozano, «un gran amigo», presentó varios especiales de Nochebuena; también despidió el año en tres ocasiones junto a Ramón García, todo un clásico de las campanadas; y en Antena 3 se puso a las órdenes de la periodista Julia Otero para conducir el concurso Los cinco sentidos . «La verdad es que me siento muy afortunada, porque, en esta profesión, además de trabajar con grandes profesionales, también he hecho muchos amigos», dice Paloma Lago haciendo un rápido repaso por su trayectoria como presentadora.

¿Y ahora? ¿Cuáles son sus prioridades? «Pues, además de preparar mi vuelta a la televisión, en septiembre, me espera un gran reto empresarial en Madrid, porque voy a poner en marcha una oficina dedicada al mundo de la comunicación», anuncia ilusionada la ferrolana. Y, además, por supuesto, en su vida ocupa un papel preferente su hijo Javier, que ya tiene doce años. «Aunque dicen que a esta edad empiezan a entrar en una etapa difícil, a mí no me está costando nada educar a mi hijo; estoy haciendo lo mismo que hicieron conmigo mis padres... Y puedo asegurar que es una fórmula mágica, la receta perfecta».