Cerca de doscientas personas buscan plaza en Ferrol para amarrar sus yates

A. Vellón

FERROL

26 feb 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Prácticamente imposible. Así está la situación para aquellas personas que desean encontrar en la ría de Ferrol un atraque para su yate o embarcación deportiva. La demanda, además, se ha incrementado de manera considerable en los últimos tres años, duplicándose en ese período de tiempo. En la actualidad, según los datos oficiales que maneja el Clube do Mar de Ferrol -que se ocupa de la gestión de estos pantalanes, pertenecientes a la Autoridad Portuaria Ferrol-San Cibrao-, la lista de espera engrosa ya a casi doscientos usuarios.

¿Cuál es el motivo de esta situación? Que los atraques existentes tanto en la zona de Curuxeiras como en A Graña están copados. Tal y como se ha informado desde el organismo que preside Amable Dopico, en la primera de las zonas mencionadas -Curuxeiras- hay en la actualidad 234 plazas, mientras que en A Graña se contabilizan 194. Son, en total, 428 amarres que, a todas luces, resultan insuficientes.

La solución

La solución para esta situación pasa por la ejecución del proyecto de reforma de la ensenada de Caranza, una iniciativa en la que se contempla la creación en la zona de un complejo para pesca y marisqueo, incluyendo una lonja, y otro para embarcaciones deportivas. Su realización permitiría cumplir dos objetivos al mismo tiempo. Por un lado, habilitar 176 puntos de atraque nuevos, lo que permitiría satisfacer casi al completo la demanda actual. La oferta de Ferrol para embarcaciones de recreo aumentaría un 41%.

Pero, por otra parte, el trasvase a Caranza de todas las infraestructuras de pesca y marisqueo también permitiría habilitar nuevos espacios en los muelles interiores que abrirían la posibilidad de dedicarlos a este sector, en auge en toda Galicia.

¿Cuál es el principal problema para poder dar respuesta a este mercado? Que la reforma de la ensenada de Caranza para su conversión en un complejo pesquero y náutico-deportivo continúa estancada, a pesar de ser un proyecto ya antiguo y de que el pasado 4 de enero el Ministerio de Medio Ambiente dio luz verde a la iniciativa a nivel ecológico, al considerar que no requiere un estudio de impacto ambiental por las condiciones de la zona en la que se pretende desarrollar.

El plan lo abordan de manera conjunta la Autoridad Portuaria Ferrol-San Cibrao y la Xunta, que tienen previsto la inversión de dos millones de euros para crear una nueva lonja -entre otras instalaciones- en la zona. La iniciativa pública implicará también a la privada para la creación de los mencionados 176 puntos de atraque de embarcaciones de recreo.

Ambos planes van de la mano. Dicho de otro modo, para que la parte deportiva del proyecto pueda salir adelante también tiene que hacerlo la parte relacionada con la pesca y el marisqueo. Y es justo ahí es donde, en la actualidad, se encuentra el problema.

Sin avances

Casi dos meses después de obtener el visto bueno del departamento de Cristina Narbona continúan sin darse pasos adelante. La Xunta -que aboga por que la lonja tenga carácter único en la ría y sirva para los pósitos de Ferrol, Barallobre y Mugardos- no tiene marcado plazo alguno para iniciar los contactos con los pósitos sobre este asunto.

A finales del pasado enero se le había solicitado al Puerto más documentación sobre la infraestructura para proceder a su análisis. Desde el organismo que preside Amable Dopico se indicó ayer que este proceso se encuentra ya prácticamente culminado, argumentando que se tratan de cuestiones de carácter técnico y que se enmarcan en el desarrollo normal del proceso. Pero desde Pesca se continúa sin indicar cuándo se moverá ficha.

De este modo, todo el proceso se encuentra encallado sin que, en la actualidad, se pueda saber si toda la inversión prevista tanto para la parte pesquera del proyecto como para su lado deportivo se va a realizar o no. Además, las pretensiones de la Xunta de conseguir una lonja única se topan de momento de bruces con las opiniones lanzadas por el sector, ya que las tres cofradías mostraron ya sus recelos sobre el proyecto, lo que podría prolongar aún más la incertidumbre.