«Cada jugador de ajedrez pierde un kilo y medio de peso en cada partida»

Luís A. Núñez

FERROL

31 ene 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

«Entré en la directiva en el año 74» recuerda Juan Rodríguez Rey con memoria fotográfica. Y a sus casi 60 años («los cumplo en un par de meses», recuerda), este ingeniero naval retirado de la antigua Bazán comparte sus días entre torres, alfiles y un tablero bicolor. Ahora afronta la tarea de organizar un nuevo campeonato autonómico, el del próximo fin de semana en Pontedeume, porque, alega: «Es mejor traer el torneo aquí que tener que desplazar a los niños» del equipo local.

-Con varios represaliados durante la Guerra Civil, la historia del Círculo Ferrolán es algo convulsa. ¿Qué relación tiene el ajedrez con la política?

-Ejercita la mente, y eso debe darle miedo a algunos. Alguien dijo que el ajedrez hace a los individuos más críticos.

-¿Y qué hay de cierto en eso?

-Se trabaja mucho la lógica del razonamiento, que se desarrolla en ciertas áreas. Por ejemplo, la práctica del ajedrez crea una memoria extraordinaria. Cualquiera de los niños del club puede jugar una partida sin ver el tablero.

-¿Recuerda su primera partida?

-Toda mi generación era de tute y de dominó. Cuando hice el servicio militar, coincidí con un chico en las guardias que siempre jugaba al ajedrez. Luego coincidí con un directivo del club y aprendí algo más sobre sus bases científicas.

-Muchos se preguntan si el ajedrez es un juego o un deporte...

-Pese a las dudas formales, se ha demostrado que el ajedrez responde fisiológicamente a las características del deporte. El ritmo cardíaco alcanza valores similares al fútbol y cada jugador pierde en torno a un kilo y medio de peso en cada partida.

-¿Está en un buen momento su práctica en Ferrol?

-Es el mejor momento, aunque no hemos llegado al límite. Tenemos a unos 700 niños jugando en los colegios de Ferrol.

-Algo difícil de lograr, en la era de las videoconsolas.

-La gran ventaja del ajedrez es que se trata de un desafío para los niños. Y los ordenadores aún no han superado el límite de misterio que tiene este deporte.