La almeja se cultiva con éxito en una granja de Ortigueira

Victoria Díaz Castañeira

FERROL

Leandro Quintas puso en marcha hace más de dos décadas ?un vivero de bivalvos en la desembocadura del río Mera

30 oct 2007 . Actualizado a las 02:00 h.

Como si de una auténtica Venecia en miniatura se tratase, con un entramado de canales destinados a la producción de moluscos, está la granja marina de San Adrián, en Ortigueira. Se encuentra resguardada por la sierra de A Capelada, protegida de todos los vientos, del ímpetu de las mareas, sin oleaje ni contaminación, en la desembocadura del río Mera, en la ría ortegana.

Se trata de un auténtico paraíso entre canales, desde el que se pueden observar las aves más diversas: cormoranes, garzas, ánades de todo tipo El responsable de este enclave, excepcional en el norte de España, es Leandro Quintas Saavedra, un emprendedor que no olvidó sus raíces (que aunque ancladas en tierra adentro, podían confluir en el mar).

Leandro Quintas nació hace setenta años en Santiso (Palas de Rei). En Barcelona, donde emigra, adquiere la mentalidad empresarial. Actualmente posee una de las mayores fincas de explotación ganadera, con una producción de poco menos de un millón de litros de leche ecológica.

Este empresario se preguntó, antes de poner en marcha su granja marina: «Partiendo de la idea de que si las granjas de pollos funcionan, ¿por qué no aspirar a otros cultivos cotizados, por qué no intentarlo con especies marinas, si el mar es abierto y productivo? Sólo hace falta construir el corral».

Como los pioneros, recurrió a la Marina, que le facilitó los planos de cartografía militar. Con ellos recorrió la costa gallega de Tui a Ribadeo, hasta que recaló en San Adrián de Veiga.

Adquirió una finca de 63 hectáreas, de las cuales un total de 18 son idóneas para cultivos marinos. Orgulloso de ser el octavo propietario (según muestra la escritura) de esta singular finca, se asesora con biólogos que le hacen un proyecto.

Autorización

La Consellería de Pesca lo aprueba, según consta en el Diario Oficial de Galicia del 18 de abril de 1984: «La Xunta autoriza la instalación de un establecimiento bivalente de moluscos y peces para el cultivo de berberecho, almejas, ostras, lenguado, rodaballo y lubina».

Experimenta con las distintas especies marinas, y llega a la conclusión de que la almeja japónica es la que mejor se adapta y resulta productiva. De hecho se dedica actualmente al cultivo de ésta en exclusiva, en la fase intermedia: preengorde y desarrollo.

La granja de San Adrián cuenta con un muro perimetral, que permite transitar por la superficie, circundando la finca marina, facilitando la siembra y recolección de los moluscos; la eliminación de algas, que se dan con gran profusión; y la delimitación de los canales para que el agua circule. La tarea más importante es el cuidado del plancton, que se convierte en un único alimento suficientemente rico para el desarrollo de la almeja.

Todos los elementos de la granja se encuentran perfectamente integrados, cubiertos de vegetación propia, apenas perceptibles en la distancia. Actualmente una sola persona se encarga del mantenimiento, aunque en período de recolección son necesarias mariscadoras profesionales.

Un único problema

La lucha por defender esta explotación se entabla con Costas, que desde el mismo año en que se aprueba la ley (1984) pugna por impedir cualquier proyecto de explotación en la ría ortegana.

Leandro, que se define como un luchador, dice: «Costas lo tiene claro conmigo, defiendo lo mío. Las escrituras de propiedad no ofrecen duda alguna, no hay ocupación del dominio público, por lo que lo considero un atropello. Mis armas son la ecología y el respeto a la naturaleza». Y continúa: «Nadie que haya visto mi granja, puede decir que los métodos no sean adecuados, ni herbicidas, ni pesticidas, alimentación natural que favorece el entorno, a la vista está, sólo basta observar la gran cantidad de aves y la biodiversidad existente. Se trata de un proyecto que promueve el uso sostenible y redunda en beneficio de todos».

La Consellería de Pesca apoya y considera de interés este proyecto único en el norte de España, y admite la necesidad de que esta fase de engorde se realice dentro de Galicia.

Una empresa de ámbito nacional está dispuesta a proporcionar la tecnología más avanzada, el seguimiento de los biólogos y la semilla de almeja con guía veterinaria y certificado de inmersión, para lograr un proyecto más ambicioso: que los ejemplares que entren en la granja con un tamaño de 4 a 6 milímetros salgan de la misma midiendo entre 11 y 15 milímetros. Lo que supondrá un engorde (del total de las almejas) de 25 toneladas.

Leandro Quintas afirma que se trata de una granja con unas condiciones óptimas capaz de abastecer a toda Galicia de almeja en fase intermedia «con una calidad incomparable a ninguna otra que se produzca en otros lugares».