«La lucha continúa, sin odio, pero con sed de justicia»

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Crónica | Una madre de la Plaza de Mayo cedeiresa Dionisia López nació en Cedeira y dio a luz en Ferrol a su hijo Antonio, uno de los desaparecidos durante los tristes años de la dictadura argentina. Estos días pasea su testimonio por Galicia

15 may 2006 . Actualizado a las 07:00 h.

?Sabe usted dónde está su hijo? «Sé a donde lo llevaron, pero no lo que pasó con él». Antonio Adolfo Díaz López tenía 24 años cuando desapareció. Para siempre. Víctima, como otras 30.000 personas, de la dictadura militar argentina. Ayer hizo exactamente 30 años que la cedeiresa Dionisia López Amado se quedó sin su hijo Antonio, al que dio a luz en Ferrol y con el que emigró hace la friolera de 54 años a El Tigre, una ciudad al norte del Gran Buenos Aires. Dionisa llora en compañía de muchas otras madres de desaparecidos en Argentina, pues forma parte de las históricas Madres de la Plaza de Mayo. Estos días anda de nuevo por Galicia para hablar de la memoria. De lo importante que es no olvidar ciertas tragedias como la que a ella le ocurrió y lo fundamental que es la justicia. «La lucha continúa, sin odio, pero con sed de justicia. Si odiara sería como ellos». Como los cerebros de la represión durante la dictadura argentina. Dionisia realizó estas declaraciones ayer a través del teléfono móvil de Ana Miranda, responsable de la comisión de Emigración del BNG, que esta semana acompaña a la cedeiresa a lo largo de una intensa gira de conferencias y actos públicos por toda Galicia. Ayer, la madre de la Plaza de Mayo fue recibida en la Diputación de A Coruña por su vicepresidente, el ferrolano Xaime Bello. Hoy tienen previsto estar en A Estrada, donde alumnos de instituto le rendirán un homenaje a Dionisia y por tarde en Vigo, para pronunciar una conferencia. Dionisia López está en Galicia invitada a participar en un ciclo de la Universidade de Santiago sobre dictaduras latinoamericanas, de las que desearía no saber tanto. Para la cedeiresa es su tercer viaje a Galicia en 54 años. «Soy tan gallega...», exclama Dionisia, todavía con un ligero acento galaico, mezclado con la dulce cadencia del habla argentina.