«Hay que hacer arquitectura con la calidad que exige nuestro tiempo»

FERROL

JOSÉ PARDO

Entrevista | Alfredo Alcalá Profesor de la Escuela de Arquitectura, autor del trazado del nuevo Esteiro y de edificios como lo que hoy es la Facultad de Humanidades, pide, para el urbanismo, sentido común

04 feb 2004 . Actualizado a las 06:00 h.

?o hay nada de extraño en ello, claro, pero cuando menos es curioso: en Alfredo Alcalá (Ciudad Real, 1940) conviven, con igual pasión, a la hora de contar y defender cada argumento, el talante del creador que quiere hacer un nuevo paisaje, y el racionalismo del técnico que sabe que el mayor problema de la arquitectura no es soñar los edificios ni calcular después sus estructuras, sino encontrar a quien esté dispuesto a financiar proyectos que sean, más que lugares en los que abrigarse, espacios para vivir. -¿Y no hay ninguna contradicción en ello...? En tener que pensar a la vez en los colores y en los números, quiero decir. -No, no la hay. Y de hecho creo que nuestra formación ya es bastante universal precisamente para eso. Ya sabemos que por un lado se necesita dinero para financiar los proyectos, y por otro que esos proyectos encuentren aceptación. Nadie compra nada que no desee comprar. La arquitectura siempre es de otros. Y como dice Albalat, si antes hacíamos arquitectura para los que la vivían, ahora la hacemos para quien la venden. Tanto sean los señores que invierten el dinero, como los políticos... -¿Cómo podría recuperarse el casco histórico? -Pues fíjate: releyendo unas palabras mías de los años setenta, acabo de ver estos días que hace tres décadas decía, en una entrevista, lo mismo que pienso ahora: peatonalizar, aparcamientos, ordenar el tráfico, tratar los edificios emblemáticos, ver qué hay que conservar y qué hay que sustituir, decidir qué imagen debe tener una arquitectura actual en el casco antiguo... Hay ejemplos en toda Europa de cómo dar soluciones actuales: todo es factible sin normativas estrictas. Pero, eso sí, también hay que hacer arquitectura con la calidad que exige nuestro tiempo. -¿Pero de dónde saldrá la inversión privada? -¿De dónde...? Pues, por ejemplo, si peatonalizamos radicalmente, habrá inversores interesados en construir aparcamientos donde creamos que tiene que estar el aparcamiento; pero hay que racionalizar, fijar pautas, y después crear la demanda. ¿Y la vivienda...? Eso ya es otro asunto; si se quiere no destruir el casco histórico, hay que recordar que la demanda determina los usos. Y que si esa demanda viene marcada por el promotor, que lo que pretende es vender, no quedarse la vivienda para usarla, buscando el máximo aprovechamiento de cada metro con solares continuos, con núcleos comunes como vestíbulos y escaleras, eso será difícilmente compatible con la conservación del parcelamiento existente. Pero si evitamos la reparcelación, se van los especuladores. Porque la demanda disminuye... -¿Eso no empeora las cosas? -No, las mejora. Porque así sólo actuará sobre los edificios quien quiera usarlos, no quien buque comercializalos. Bajará el precio del suelo. Y se harán casas para quien las viva. Una ciudad tiene que hacerla quien la va a habitar, no los especuladores.