El 40 % de los fondos europeos para España serán verdes

Cristina Porteiro
C. Porteiro REDACCIÓN / LA VOZ

FAI GALICIA VERDE

Oscar Vazquez

Dispondrá de unos 28.000 millones del NGEU para desenchufarse del carbón

05 jun 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

El objetivo es inaplazable: la Unión Europea quiere ser climáticamente neutra en el 2050. Sus emisiones de CO2 -inevitables en algún caso- deberán compensarse con el uso de energías alternativas y limpias. Se acabó la era del derroche y el carbón, arranca la revolución renovable.

El camino hacia la sostenibilidad es arduo. No solo exige cambiar las fuentes de energía, también transformar nuestras ciudades y entornos rurales para ganar eficiencia en el consumo. Los gigantes humeantes que iluminaban fábricas y miles de hogares en España se extinguen. En su lugar, se erigirán gigantes de hidrógeno verde. Los vertederos o plantas de biomasa se convertirán en centros de economía circular, donde se aprovecharán todos los residuos. El olor de la gasolina en las estaciones de servicio se evaporará entre los miles de puntos de recarga para vehículos que se quieren dispersar por el territorio para facilitar la movilidad eléctrica. Habrá fondos hasta para las comunidades de vecinos que se animen a modificar sus edificios para zonas de recarga. ¿Cómo se financia toda esta revolución ecológica? Con miles de billetes verdes.

El fondo de recuperación Next Generation UE (750.000 millones de euros), será a partir de julio la fuente más rápida de inversión. Junto con los Presupuestos europeos (1.05 billones de euros), destinará el 30 % de la hucha de la UE a luchar contra el cambio climático. El mayor esfuerzo de su historia.

En España, los planes del Gobierno pasan por invertir hasta el 40 % de los primeros 70.000 millones de euros (28.000 millones), en la transición hacia una economía verde. Un esfuerzo que, según sus cálculos, podrían generar en el país entre 250.000 y 350.000 empleos adicionales entre este año y el 2030. Claro que, otros puestos de trabajo desaparecerán. Por eso la UE ha articulado el Fondo de Transición Justa, que regará con 40.000 millones de euros a las regiones más dependientes del carbón. España apenas accederá a 1.806 millones del bote. La mayor parte de sus cuencas mineras y las plantas térmicas ya están cerradas. No así en países como Alemania y Polonia, las dos grandes chimeneas de la UE.

Al margen del plan de recuperación europeo, Bruselas ha propuesto recientemente gravar las importaciones procedentes de países que no se comprometan con los objetivos climáticos. Una medida que, de prosperar, podría encarecer las mercancías de China, el país más contaminante del mundo desde el año 2005.

Más producción de componentes electrónicos

No habrá revolución verde que no pase por la soberanía y autonomía industrial de la UE, hasta ahora dependiente de las grandes cadenas de suministro chinas, tanto para conseguir baterías eléctricas como componentes electrónicos o placas fotovoltaicas. Pero esa externalización podría tener sus días contados. En la próxima década, la UE pisará el acelerador.

La Alianza Europea de Baterías calcula que necesitará 800.000 trabajadores hasta el 2025 para poder responder a las demandas de fabricación de vehículos eléctricos. Y también se necesita capacidad para extraer materia prima y reciclar las pilas. Galicia ya tiene en marcha planes para estas dos misiones. Ferroglobe trabaja en el despliegue de su planta de silicio pata baterías en Arteixo y la empresa Little Electric Cars, con sede en Mos, de buscar una segunda vida a este componente.

Movilidad y rehabilitación

Además de la inversión transversal en una industria más innovadora y menos contaminante, la mayor parte del pastel de los fondos NGEU se la llevará la movilidad sostenible (13.200 millones de euros) para la electrificación de las vías públicas. Otros 6.820 millones se invertirán en rehabilitar viviendas y zonas urbanas, donde se desperdicia mucha energía por el mal acondicionamiento. Se podrá utilizar el dinero para instalar fuentes renovables como paneles solares en los edificios residenciales.