Científicos gallegos estudian la isla de plástico que crece en el Atlántico

Xavier Fonseca Blanco
xavier fonseca REDACCIÓN / LA VOZ

FAI GALICIA VERDE

Se estima que los océanos contienen más de cinco trillones de partículas plásticas

29 jun 2019 . Actualizado a las 02:05 h.

Cada vez que la comunidad científica publica nueva información sobre medio ambiente, los datos evidencian que el ser humano subestima el daño que realmente le está infligiendo al planeta.

Las amenazas que se ciernen sobre los océanos son muchas y diversas, como la acidificación y el aumento de la temperatura. Además, se están convirtiendo en un gigantesco estercolero. Prácticamente no queda ninguna zona prístina. «Estamos encontrando plástico en lugares donde no debería haber. No solo aparecen en la playas, sino en regiones muy remotas», reconoce Juan Bellas, del área de Contaminación Marina del Instituto Español de Oceanografía, con sede en Vigo. Incluso en el punto más profundo, en la Fosa de las Marianas, a 10.935 metros de profundidad, se han encontrado recientemente pedazos de este material.

El problema del plástico tiene forma de iceberg, únicamente es visible una mínima parte. «Dependiendo del tamaño hay dos tipos: macro y micro. Se considera macro a aquellas fracciones cuyo diámetro está por encima del medio centímetro», apunta Sara Cloux, investigadora del grupo de Física No Lineal de la Universidade de Santiago, que forma parte del proyecto europeo Clean Atlantic. «Nuestro trabajo desde la USC se centra en crear modelos que permitan saber cómo circula este material», añade el físico Daniel Garaboa.

Para los científicos no resulta sencillo cuantificar el plástico que hay realmente en los mares. «Las partículas micro se crean por la descomposición de las macro. La degradación de polímeros de gran tamaño en formas más simples se acelera en el ámbito marino, por la acción del sol, la oxidación agravada por la salinidad y la abrasión mecánica debida al oleaje y el viento. Por ello, la cantidad está creciendo exponencialmente», advierte Cloux.

La cifra de partículas que contienen actualmente los océanos supera, según los cálculos que manejan, los cinco trillones. «Dado que se encuentran en la misma escala que el plancton, no es de extrañar su acusada aparición en la cadena trófica de animales marinos y en nuestra propia especie», sostiene Cloux.

Siempre que se habla de islas de plástico se menciona la del Pacífico. Sin embargo, en nuestro vecino océano también hay puntos calientes o hotspots. «Cuando nos referimos a concentraciones que tienen el tamaño de Francia, realmente no estamos describiendo algo físico que se puede ver a simple vista. Si fuera así, ya tendríamos imágenes de satélite. Este concepto, en realidad, explica que en una determinada zona se concentra una cantidad mayor que en sus alrededores», matiza.

Sobre la acumulación de plástico en el Atlántico hay todavía muchas más preguntas que respuestas, pero se ha confirmado su existencia, que tendría un tamaño parecido a la del Pacífico y también su localización, en la mitad oeste. «Cuando dejamos trabajar a los modelos, vemos que el plástico se desplaza a través de las corrientes marinas, descendiendo primero hacia el Ecuador, después hacia el oeste y finalmente, frente a la costa de Estados Unidos, asciende nuevamente, donde en cuestión de unos pocos meses comienzan a concentrarse grandes cantidades de fragmentos.

Los mares de la Tierra, como la atmósfera no entienden de fronteras. La basura que viaja por los ríos de Galicia puede terminar al otro lado del Atlántico. «Efectivamente, la dimensión de este problema va desde lo local, pasando por lo regional y hasta lo global. Esto no quiere decir que vaya a llegar aquí la isla de plástico, pero sí es totalmente factible que llegue algún elemento individual. Un plástico que se hunde cerca de la costa o en la ría acabará degradándose con el paso del tiempo, liberando partículas al agua y estas pasarán a formar parte del océano global», confiesa.

El trabajo de los investigadores gallegos en este proyecto resulta de suma importancia, ya que aportará una información muy valiosa. «Nuestro objetivo final es tratar de crear mapas de puntos calientes, tanto a nivel regional como local. Por tanto, en el futuro próximo seremos capaces de predecir dónde y cuándo se van a producir grandes acumulaciones de plástico en las costas de nuestra comunidad», comenta Garaboa.