-¿Son la gran amenaza para el medio ambiente?
-Yo creo que hay que diferenciar entre plásticos. Hay que saber separar y no demonizarlos en su conjunto, ya que nos sirven para muchas utilidades a nivel industrial, desde un avión en aeronáutica, en aplicaciones médicas, en componentes para el coche o en tuberías de PVC. En lo que sí tenemos que poner el foco y en generar conciencia es en los plásticos de un solo uso. No tiene ningún sentido fabricar plásticos para utilizarlos una sola vez y desecharlos. Contra eso es contra lo que tenemos que luchar, porque es lo que genera más problemas a nivel ambiental.
-¿Existen realmente las bolsas de plástico biodegradables?
-La palabra biodegradable, por definición, es todo aquello que es degradado por un ser vivo y transformado en componentes esenciales, pero tenemos que tener en cuenta en cuánto tiempo se produce eso. No porque sea biodegrable algo deja de ser perjudicial para el medio ambiente. El segundo problema que ha habido con esto es que se le llama biodegradables a cosas que no lo son, porque muchas de las bolsas de las que se habla son oxo-biodegradables, a las que se les añade un aditivo para que se fragmenten ante la incidencia de los rayos ultravioleta de una forma mucho más rápida. Pero así no se degrada, sino que lo que hace es generar microplásticos de una forma mucho más rápida.
-¿Somos conscientes del peligro que suponen las bolsas de un solo uso?
-Estamos dando pasos en este sentido y a darnos cuenta de que cuando tiramos un trozo de plástico en el campo no solo estamos ensuciando la naturaleza, sino que estamos contaminando.