El viaje infinito de los componentes de un coche

M. A.

FAI GALICIA VERDE

Empresa Vfus Armonía, en el municipio coruñés de As Somozas, dedicada al reciclaje integral de vehículos sin uso
Empresa Vfus Armonía, en el municipio coruñés de As Somozas, dedicada al reciclaje integral de vehículos sin uso SANTI VILA

El 95 % de un vehículo se recupera totalmente para poner los materiales de nuevo en el mercado

02 dic 2018 . Actualizado a las 21:03 h.

Un viaje de ida y vuelta. Tras la vida útil de un vehículo, también durante esta, un engranaje industrial trabaja para que el sector de la automoción sea un segmento plenamente sostenible.

Desde que, por ejemplo, un coche, se retira de la circulación, arranca todo un proceso para poner de nuevo los materiales que lo componen en valor, evitando, en la medida de lo posible, la chatarra como destino último. Pero ¿cuánto se puede recuperar de un Vehículo Fuera de Uso (VFU)? Según los datos publicados por la Comisión Europea, la tasa de reutilización y reciclado en España se sitúa en el 85 %, y la de recuperación total, en el 95 %, alcanzando así los objetivos fijados por Bruselas a partir del año 2015.

Millones de toneladas de materiales son procesadas cada año en los Centros Autorizados de Tratamiento (CAT), verificados por las administraciones autonómicas. Se trata de instalaciones que «cumplen todos los requisitos que marca la ley para poder dar un tratamiento medioambientalmente correcto a los vehículos al final de su vida útil»; ese es el cometido de Sigrauto, la Asociación Española para el Tratamiento Medioambiental de los Vehículos Fuera de Uso. Por las plantas debería pasar la mayor parte de los 878.248 vehículos dados de baja en España al año, según los últimos datos oficiales de la Dirección General de Tráfico. Solo en Galicia, se retiraron de la circulación en el 2017 un total de 45.676 unidades, entre camiones, furgonetas, autobuses, turismos, motocicletas, tractores, remolques y ciclomotores.

La primera operación a la que se someten es la descontaminación, esto es, la separación o extracción de los fluidos y otros elementos peligrosos. De hecho, los CAT son las únicas instalaciones que pueden recibir vehículos al final de su vida útil, emitir el certificado de destrucción y tramitar la baja administrativa en el Registro de Vehículos de la DGT. Una vez completado el desguace, el proceso se centra en el reciclado de algunas partes y la reutilización de las piezas y componentes válidas.

Lo que no es aprovechable se deriva a las «instalaciones de postfragmentación». Su función es la de «procesar las fracciones generadas tras la fragmentación de los vehículos descontaminados y desmontados que las plantas fragmentadoras no son capaces de aprovechar», destaca Sigrauto. A través de diversos procesos industriales se obtienen los distintos metales no férricos -como aluminio o cobre-, que se reintroducen en las plantas de siderurgia, y también otros materiales no metálicos «que se reciclan o se valorizan energéticamente dependiendo de sus características».

A todo este proceso se sometieron el año pasado más de 620.000 en España, generando así un sistema de aprovechamiento de recursos donde prima la reducción, la reutilización y el reciclaje de los elementos.

No obstante, el sello de la economía circular no está solo presente en el ocaso de un vehículo. También durante su vida útil se articulan los procedimientos precisos para que sus componentes fungibles tengan un tratamiento apropiado, tales como piezas de recambio, aceites o neumáticos.

De la gestión de estos últimos se encargan las empresas adheridas a entidades ambientales como TNU o Signus. En el último balance cerrado, correspondiente al 2017, las empresas participantes recogieron casi 190.000 toneladas de material -15.000 en Galicia- y pusieron en el mercado unos 15 millones de neumáticos. Pero su segunda vida no pasa solo por volver a pisar el asfalto, también se les da nuevos usos como suelos de caucho o suelas de calzado. De un neumático pueden salir hasta 30 pares de zapatos.

Para gestionar el aceite industrial puesto en el mercado nacional, los fabricantes de lubricantes adheridos a Sigaus (Sistema de Gestión de Aceites Industriales Usados en España) pagan 0,06 euros por cada kilo de aceite comercializado para financiar su tratamiento y reutilización. Los beneficios del sistema repercuten igualmente en el medio ambiente. El millón y medio de toneladas recogidas permitieron devolver al mercado 700.000 toneladas y evitaron la emisión de 3,10 millones de toneladas de CO2, además de ahorrar 327 millones de barriles de petróleo y el consumo de energía anual equivalente al de 1.235.000 hogares.

Baterías y sistemas eléctricos siguen el mismo camino, hasta cerrar un círculo que lleve de nuevo los materiales al mercado. Y vuelta a empezar.