Jóvenes innovadores gallegos que inventan el ciberfuturo

Jorge Bravo

EXTRAVOZ RED

M.MORALEJO

La facultad no siempre satisface las inquietudes intelectuales de los jóvenes. Varios estudiantes de Ingeniería de Telecomunicaciones tienen ya su propia empresa a pesar de no haber concluido sus estudios. Las aplicaciones móviles son el principal producto que desarrollan al margen de su escuela 

27 mar 2016 . Actualizado a las 11:44 h.

La Escuela de Telecomunicaciones de Vigo es un hervidero de ideas. Los estudiantes no se conforman con el plan de estudios y se juntan para lanzar proyectos paralelos a su carrera. Steve Jobs no creó él solo el imperio Apple, sino que contó con la ayuda de Stephen Wozniak. Del mismo modo, cada estudiante aporta su especialidad: desarrollar el código para la aplicación en Android, crear un algoritmo que predice el comportamiento del usuario o realizar el diseño artístico del programa. Son los propios estudiantes los que promueven esta actividad tecnológica a través de los clubes, en los que los jóvenes se juntan para ampliar sus conocimientos en aquellos puntos que la carrera se queda más corta. Los profesores les apoyan cediéndoles las salas de la escuela o poniéndoles en contacto con profesionales del sector para que les asesoren. La parte más complicada para llevar a cabo sus productos «es la financiación», como cuenta Raquel Mejuto.

XOAN CARLOS GIL

De fiesta por la noche

Pablo Macías tiene pendientes asignaturas de segundo y tercero de Telecomunicaciones, pero también tiene una empresa: Evernalia Solutions S.L. «Algunos compañeros se meten conmigo porque juego a ser mayor», dice entre risas. Lo cierto es que ya ha lanzado al mercado Evernight junto a su equipo, Rubén Sánchez, Manuel Táboas, Laura Álvarez, Alfonso Fernández, Rubén Martínez, Rodrigo Freire, Daniel Méndez y Manuel Maldonado. Todos ellos han desarrollado la aplicación Evernight, que gira en torno a la fiesta nocturna. «Llevamos un año trabajando en el proyecto, aunque la idea surgió hace tres. El objetivo es ahorrar dinero a las discotecas en el reparto de flyers», explica Macías. El usuario recibe en su móvil notificaciones de los pubs dirigidas «de forma segmentada» a un público concreto. A partir de ahí, la aplicación recoge los datos de «por dónde sale la gente y qué relación hay entre discotecas, por ejemplo, si se empieza y termina por una en concreto». Y por esta información, las discotecas tienen que pagar. El usuario, nada. El estudiante no solo recibirá esta información, sino que la aplicación tiene un componente social, imprescindible hoy en día. «Puedes ver por donde va a salir la gente esa noche o encontrar personas que van a ir al mismo local que tú». Pero la ambición de estos jóvenes no se queda en Evernight. Aprovechando el tirón de su primer producto, que ya cuenta con 400 descargas, «nuestro objetivo es continuar desarrollando aplicaciones por encargo para empresas que solucionen sus necesidades», cuenta Pablo, que reconoce que aunque quiere terminar sus estudios, ya no le corre tanta prisa.

XOAN CARLOS GIL

Vigilando el alzhéimer

Unas de las enfermedades más duras de este siglo es el alzhéimer. El equipo formado por Raquel Mejuto, Alberto Novoa y Guillermo Álvarez se dio cuenta de la responsabilidad que conlleva para un cuidador de este tipo de enfermos y las dificultades que se le presentan en su día a día.

«El proyecto MyKeeper está formado por una pulsera con GPS que detecta dónde está el enfermo y por un sistema que revela si este se levanta de la cama», explica Alberto. Los tres cursan el tercer año de Teleco.

Raquel Mejuto reconoce que la idea todavía está «en pañales». Durante el mes y medio que llevan trabajado, ya han captado la atención de la Asociación Galega para a Axuda dos Enfermos de Alzheimer, que les ha informado de que no existe un producto similar en el mercado. Es por este motivo por el que no quieren revelar cómo funciona su sistema «para no darle pistas a la competencia», cuenta Novoa que, en líneas generales, apunta a que se instalaría en la cama una placa metálica «que estaría conectada con un smartphone o un despertador, que emitiría una notificación cuando el enfermo se incorpora en la cama». Las pulseras localizadoras ya existen en el mercado, pero ellos han optado «por ofrecer diferentes diseños para hombres y mujeres, simulando un reloj», dice Mejuto, para evitar que les dé vergüenza llevarlo encima. Ahora buscan financiación para poder fabricar un prototipo y, si la idea tiene éxito, producir en línea mil de estas placas. «Es muy difícil conseguir dinero, de momento optamos a varios concursos públicos y los profesores nos ayudan presentándonos a inversores», explica Raquel. Comprometidos con la idea, no descartan constituirse como empresa para continuar con el desarrollo.

Móvil para mayores

El avance de la tecnología móvil es constante. Los teléfonos inteligentes son potentes máquinas capaces de desempeñar funciones tan dispares como un servicio de GPS, escribir textos o desarrollar complejas operaciones matemáticas. Pero en esta modernización participa más la gente joven que los mayores, que se ven cada vez con más dificultades para emplear un móvil. Jessica Triviño, Ricardo Estévez, Adrián Bastos, Manuel González e Ismael Mosquera entrevistaron a más de 30 personas de más de 65 años para detectar qué usos le daban al teléfono para desarrollar un smartphone adaptado a sus necesidades. «Desarrollamos un sistema operativo basado en Android al que le hemos eliminado todas las opciones de configuración, carpetas y submenús», explica Estévez. En la pantalla, el usuario solo verá cuatro grandes botones: llamadas, Whatsapp (detectaron un alto uso de la aplicación de mensajería en este grupo de edad), música o imágenes. Tanto el reloj, como el indicador de batería y las notificaciones de llamadas y mensajes ven incrementado su tamaño, una demanda habitual de los entrevistados.

Respecto a la parte física, todavía no han desarrollado un prototipo por falta de presupuesto, pero tienen todo diseñado. «Tendrá cuatro botones físicos bien visibles: uno para hacer llamadas, otro para retroceder en los menús, otro para cerrar todas las aplicaciones y el de la cámara de fotos», apunta Ricardo. Ahora trabajan en el estudio de mercado, para conocer qué posibilidades tiene su producto. «Nos hemos fijado en que los móviles para mayores que se venden tienen algunas coincidencias con el nuestro, pero cuestan más de 300 euros», explica Ismael. Su propuesta minimalista les permitirá reducir costes. «Necesitará un microprocesador menos potente, menos memoria RAM. También optaremos por usar materiales ecológicos», concluye Est´evez. No todos coinciden a la hora de decidir si se convertirán en empresa. «Queremos firmar la patente y, a lo mejor, vender la idea a una empresa que tenga dinero para desarrollarlo», terminan entre risas Ismael y Adrián.

Ocio automático

No hay nada más habitual que un grupo de amigos que no sabe cuándo quedar o cómo divertirse. La dificultad de cuadrar los horarios o los gustos de cada uno se soluciona con OneApp, un producto ideado por Laura Álvarez y el equipo al que pertenece: Álex Paz, Néstor Pérez, Carlos Falagan, Ricardo Gregorio, Ignacio Ortega, Brais Suárez y Rubén Pahíno. La idea de este proyecto surgió porque observaron que el avance de la tecnología móvil estaba «alienando», cree Laura, a los jóvenes, que se centran en hablar a través de mensajes en vez de comunicarse cara a cara. Están en proceso de constituirse como empresa, bajo el nombre NoTech. «La primera versión de la app estará centrada en el mundo de los deportes», cuenta Laura. El usuario especificará en su perfil qué deportes prefiere y podrá elegir acudir a los partidos y organizar eventos para que acudan otras personas. En una segunda fase del proyecto, cuenta Laura, introducirán un algoritmo «que ofrecerá el mejor plan en función de la agenda y los gustos de los usuarios». Cuando hayan desarrollado con éxito esta primera aplicación, pondrán en marcha otras similares con distintas alternativas de ocio. El objetivo, explica Laura, es «utilizar el móvil para que la gente socialice cara a cara». 

Son ambiciosos, pues quieren que sus aplicaciones supongan un nuevo punto de inflexión en la forma que tiene la gente de socializar. La parte de programación en Android y de los servidores la tienen solucionada, y ahora  se centran en el márketing y la financiación. No se marcan plazos para completar la aplicación «no nos dedicamos a esto a tiempo completo, y mi prioridad es terminar los estudios a curso por año», cuenta Laura, que está en tercero. La aplicación será gratuita para los usuarios y no tendrá publicidad. Sus ingresos provendrán financiación externa ligada al valor de marca que quieren generar, un modelo de negocio que ya ha explotado Twitter, entre otras redes sociales.