«Gorecho», un coche con mucha historia

Por Jesús Flores

MOTOR ON

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Sus primeras andanzas por Galicia fueron un tanto accidentadas: los dos militares que lo trajeron desde Francia rompieron una rueda al llegar a Santiago. Un industrial vigués se lo compró y aquel Gregoire de 1906, Gregorio en castellano, «Gorecho» de sobrenombre, se quedó entre nosotros.

24 abr 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

 Una foto olvidada en nuestro archivo, utilizada hace unos días para ilustrar una crónica en La Voz sobre los primeros coches que rodaron por Galicia, ha rescatado de la desmemoria la simpática historia de Gorecho. Al ver aquella imagen, se puso en contacto con nosotros Carlos Bobo Bermúdez, tataranieto del primer propietario de ese automóvil, para explicarnos que la estampa en la que aparecía el vehículo circulando por una céntrica calle de Vigo, con un conductor y un acompañante, correspondía al Gregoire de 1906 que desde ese año pertenece a su familia y que, según explica, se encuentra «en perfecto estado de revista». Pero lo mejor fue la colección de anécdotas que han viajado en ese coche y que nos relata Carlos.

 «Lo compró en Santiago el empresario Manuel Sanjurjo, mi bisabuelo, para su padre, Antonio Sanjurjo Badía, aunque el que lo condujo más fue el primero, entre 1906 y 1918, pues don Manolo lo usaba para venir semanalmente de Santiago a Vigo, donde dirigía la línea La Regional que tenía su base en Compostela». Carlos Bobo cuenta cómo fue aquel primer encuentro de Manuel Sanjurjo con Gorecho:

 «En la entrada de la cochera de la calle San Roque, que era de adoquín, es donde los dos militares franceses que venían en peregrinación a Santiago chocaron contra el portal, tras patinar en un día lluvioso, y rompieron los radios de madera de una rueda». Manuel llegó entonces a un trato con los militares: les compró el flamante Gregoire, los franceses regresaron a París en tren y se comprometieron a enviar una rueda nueva, lo que hicieron. Así, desde 1906 el coche permaneció en la familia. Se trata de un Gregoire 18/4 (4 cilindros en línea y potencia de 18 CV) que vive aún feliz, según apunta Carlos Bobo, con la maquinaría revisada, en impecable estado de conservación y dispuesto para nuevas andanzas.

Gorecho tiene la matrícula PO-16, detrás de la que también hay una historia. «El coche tenía placa francesa y en casa de los Oya, unos buenos amigos de mi familia, tenían un Renault matrícula PO-16 del mismo año que Gorecho y que había ardido completamente. Dada la relación de nuestra familia con la de Oya (los descendientes de García Barbón) el bisabuelo les pidió la matrícula del Renault y ya siempre circuló con ella», explica Carlos.

 En la década de los 50 el RACE le dio a Manuel Sanjurjo Aranaz, ya su nuevo propietario, un documento en el que acredita oficialmente que esa es su placa. Carlos Bobo cuenta que están muy adelantadas las gestiones para obtener una matrícula histórica y así poder circular con todas las de la ley tanto con ella como con la PO-16.

 El coche de Manuel Sanjurjo Otero pasó a su fallecimiento a su hijo Manuel Sanjurjo Aranaz y al morir este, a su vez, a su hijo mayor y propietario actual, Manuel Sanjurjo Blein. «Hasta los años 60 —cuenta Carlos—, los carnés de conducir se daban en todas las provincias con numeración por orden correlativo y a mi bisabuelo le gustaba mucho hacer una broma siempre que podía: sacaba su carné y se lo enseñaba al policía de turno o a quién se terciase diciéndole: «Tiene un número que es muy facilito de recordar». Era el número 1 de la provincia de Pontevedra.

 El escudo que luce Gorecho tiene también su miga. «A mi tío abuelo Manolo, por su negocio familiar de fundición y talleres mecánicos, su peña de amigos le habían puesto el cuño de Duque do Ferrovello, así que el escudo representa el casco de duque con gafas de motorista». Además, figuran la bandera de Galicia con la cruz de Santiago, el escudo de Vigo, la K de Kábila, que era un bar de Vigo de los años 20 en el que se reunían el grupo de amigos, y un hacha que quería decir «que aquellos al volante son unos hachas». Y debajo el lema del coche escrito sobre una flecha que dice «más veloz que la saeta».

 Desde luego eran otros tiempos, pero para Gorecho los actuales también son buenos.