Indian FTR 1200 S: «custom» y deportiva

Por Javier Armesto

MOTOR ON

La mítica marca estadounidense renace con un catálogo muy completo repleto de modelos «custom», pero también con deportivas como la FTR 1200 S, que une el sabor clásico de las carreras «flat track» y la última tecnología. Una moto con carácter y muy exclusiva.

23 ago 2020 . Actualizado a las 18:41 h.

Indian Motorcycle fue fundada en Springfield (Massachusetts) en 1901, dos años antes que su rival Harley-Davidson, que se impondría en el mercado tras la Segunda Guerra Mundial. Pero la historia de Indian, pese a las turbulencias financieras que han hecho que actualmente pertenezca a la compañía Polaris -también estadounidense y fabricante hasta el 2017 de las motocicletas de gran turismo Victory-, está plagada de modelos míticos como las Scout y Chief del período de entreguerras y de éxitos deportivos, como los tres primeros puestos obtenidos en el Tourist Trophy de la Isla de Man en 1911.

En su nueva etapa Indian cuenta con un nutrido y actualizado catálogo de motos custom que incluye las bagger Springfield y Chieftain; la cruiser Chief; la Scout (estilo bobber) e impresionantes modelos touring que superan los 30.000 euros como la Roadmaster y la Challenger. Pero nosotros hemos tenido la oportunidad de probar la FTR 1200 S, la más deportiva de la marca, inspirada en las carreras flat track americanas (sobre tierra) y que con su apariencia naked y su inequívoco sabor vintage será muy del gusto del consumidor europeo.

La FTR 1200 S cuenta con un motor bicilíndrico en V refrigerado por agua que rinde 120 CV y ofrece un elevado par de 120 Nm a 6.000 revoluciones. Tiene fuerza en bajos, pero es a partir de 7.000 vueltas cuando se convierte en un misil que te hace aferrarte con firmeza al manillar. El sonido del doble escape no es muy llamativo al acelerar, pero todo cambia en las reducciones y deja escuchar unas espectaculares explosiones. Algo nerviosa a baja velocidad, la moto se disfruta especialmente en marchas largas y en zonas reviradas se mueve bien, gracias a un chasis tubular y unas suspensiones multiajustables con horquilla invertida delante y monoamortiguador con depósito independiente de gas detrás. El equipo de frenos está a la altura, con pinzas radiales Brembo de cuatro pistones que muerden discos de 320 mm. El peso algo elevado (230 kilos en marcha, incluyendo 13 litros de gasolina) no es inconveniente para moverla sin problemas tanto en curvas como en parado, y el embrague es una delicia.

Pero sobre todo esta Indian es un caramelo para la vista, con su depósito de lágrima, sus gruesos colectores -despiden algo de calor- que terminan en un silencioso gemelo muy sport, y sus neumáticos de tacos mixtos. Y con la última tecnología: tres modos de conducción, cruise control, control de estabilidad con sensor de inclinación, ABS y control de tracción. Cuesta 14.990 euros y el distribuidor oficial en Galicia es Manell Motor.