Luigi Segre: Nápoles, Turín y Detroit

Ignacio Ferreiro González

MOTOR ON

Bajo la dirección de Luigi Segre durante los años 50, Carrozzeria Ghía conseguirá posicionarse al nivel de competidores como Pininfarina o Touring, estableciendo colaboraciones con los principales fabricantes de la época tanto en Europa como en Estados Unidos.

15 mar 2020 . Actualizado a las 21:38 h.

Tras la devastación ocasionada por la Segunda Guerra Mundial, a principios de la década de los 50 comenzaba a atisbarse en Europa una recuperación económica a la que no era ajena la colaboración estadounidense. Los americanos apoyarían a la industria del viejo continente con su Plan Marshall, y esto supondría la colaboración entre empresas de uno y otro lado, como la que se establecía entre Chrysler y Fiat, a través de la cual se abrían también las puertas de la industria americana a carroceros italianos como Pininfarina o Ghía, que será en la que se desarrollarán las historias del modelo y el diseñador que protagonizan este artículo.

 Aquel período de bonanza, alianzas y colaboraciones será el escenario en el que hará su aparición un sorprendente modelo en cuyo proyecto, diseño y producción se mezclan todos los ingredientes de una época tan particular: el Volkswagen Karmann Ghía.

Aunque no hay certeza sobre el promotor de la iniciativa, posiblemente fuese el carrocero alemán Wilhelm Karmann, que ya fabricaba para Volkswagen la versión abierta del Escarabajo, el que en 1951 plantease a su director general, Heinrich Nordhoff, la posibilidad de desarrollar un modelo deportivo sobre el mismo chasis de aquel. La propuesta tenía buena acogida y Karmann encomendaba a la carrocería turinesa Ghía el desarrollo del prototipo, que por primera vez se mostraba al público en el Salón del Automóvil de París de 1953, y dos años más tarde comenzaba a distribuírse en los concesionarios.

A pesar de las críticas iniciales por sus escasas prestaciones deportivas, el modelo se convertiría en un éxito inmediato y en 1957 una variante descapotable, también desarrollada por Ghía, se sumaba al cupé inicial. Hasta cesar su producción en 1974, diecinueve años después de su lanzamiento, entre las dos versiones se fabricarían casi medio millón de unidades, gran parte de ellas destinadas al mercado estadounidense, en el que disfrutaría de un considerable aprecio.

El mejor argumento de su entusiasta acogida era una carrocería realmente atractiva, aunque no totalmente original. Tomaba prestados muchos de los rasgos del Chrysler Coupé D’Elegance presentado en 1952 y del que Ghía había construido la carrocería, diseñada por Virgil Exner, sin que quede claro a quién corresponde la brillante transformación: Mario Boano, responsable entonces de Carrozzeria Ghía; su hijo y ayudante Gian Paolo, o los magníficos diseñadores Giovanni Savonuzzi y Sergio Coggiola, entonces colaboradores de la casa. Hay sin embargo una cierta unanimidad en considerar como responsable final del modelo a la persona a quien Karmann confió el trabajo, el entonces responsable comercial de Ghía, Luigi Gigi Segre.

Nacido en Nápoles en noviembre de 1919, el comienzo de la Segunda Guerra Mundial sorprendería al joven Segre trabajando en la empresa familiar de construcción, y su apoyo a las fuerzas americanas tras la rendición italiana en 1943 le valía ser nombrado oficial de enlace entre estas y los grupos de la resistencia. Finalizada la contienda, y con el dominio adquirido del inglés, trabajará para Ford y Siata, se formará en ingeniería y participará como piloto en diversas pruebas, llegando a alcanzar victorias en su clase en las Mille Miglia de 1949 y 1950.

Mientras aún trabajaba para Siata, comienza en 1948 su colaboración con Ghía, consiguiendo un considerable incremento de encargos como director comercial. En este mismo puesto acompañará a Mario Boano en el viaje a Estados Unidos en el que conocerán a los directivos de Chrysler y a su diseñador Virgil Exner, con el que Segre establecerá una duradera vinculación profesional y personal. Las diferencias de criterio con Boano, mucho más cauteloso que el fuertemente emprendedor Segre, harán que sus relaciones resulten cada vez más complicadas y que finalmente este se haga con el control total de Ghía en 1954, mientras Mario Boano y su hijo Gian Paolo establecen una nueva carrozzería bajo su propio nombre y son después reclutados por Fiat para crear su Centro Stile.

Segre dará un nuevo impulso a la compañía dotándola de más medios, incorporará a su plantilla a diseñadores como Giovanni Savonuzzi, Pietro Frua -al que adquirirá su taller-, Tom Tjaarda, Sergio Sartorelli o Virgil Exner Junior, y se asociará en 1960 con Arrigo Olivetti para fundar OSI (Officine Stampaggi Industriali), que se centrará en ensamblar pequeñas series de modelos diseñados por Ghía. Complicaciones tras una operación quirúrgicabenigna provocarán el fallecimiento de Segre en febrero 1963, cuando aún no había cumplido los 44 años. Ghía seguirá funcionando dirigida por un colaborador, pero finalmente será vendida por su viuda, pasando a manos de Alejandro de Tomaso, y finalmente integrándose en el grupo Ford.

Versiones especiales

Con modelos como los que aparecen a continuación (de arriba abajo, prototipo del Plymouth XX500 de 1950, Renault Fregate Ondine Cabriolet de 1955, Fiat 2300S Coupé de 1960 y VW Karmann Tipo 34 de 1961), Ghía se dedicaría adesarrollar versiones especiales sobre la base de los modelos comerciales de producción.