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MOTOR ON

Después de ocho años de desarrollo y numerosos contratiempos, Suzuki presentó el año pasado la nueva GSX-R 1000 r. Es lo más parecido a una moto de Moto GP que podemos llevar por la calle, con una mecánica, unas prestaciones y un sonido de ensueño.

15 jul 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

La GSX-R1000 R tiene un diseño discreto y que oculta la bestia que lleva dentro. La nueva versión es más compacta gracias a un chasis más ligero y un motor más estrecho que antes. El frontal llama la atención por el diminuto faro y las dos tomas de aire a los lados. El carenado cumple bien su función y si miramos detrás de la horquilla vemos un amortiguador de dirección que se controla electrónicamente. El voluminoso escape de titanio completa un conjunto imponente y radical.

La posición a los mandos es claramente racing. El asiento es una tabla, los brazos apuntan hacia abajo y quizá la parte inferior del cuerpo es lo menos forzado, ya que las piernas no van excesivamente retrasadas. A los pocos kilómetros ya empezamos a notar cómo se cargan los hombros y las muñecas, pero no olvidamos que estamos ante una moto de carreras y no está pensada para viajar con comodidad, sino para rodar de la forma más efectiva y segura posible.

Esta moto tiene 202 caballos y pesa 203 kilos en orden de marcha, así que la relación peso/ potencia es de 1 Kg/CV. Para hacernos una idea, los mejores deportivos del mundo, como el McLaren 675 LT, el Lamborghini Aventador o el Porsche 911 GT Street R, con más de 700 caballos de potencia, no bajan de los 2 kilos por caballo. Hay que tener la cabeza muy bien amueblada para manejar una moto de estas, aunque Suzuki ha procurado que la respuesta al puño sea inmediata pero lineal. El motor estira por encima de las 14.000 revoluciones y cuenta con un sistema de distribución variable que retrasa la apertura de las válvulas para que sintamos la patada en la zona más alta.

Hay tres modos de conducción y diez niveles del control de tracción, que también se puede desconectar, no así el ABS. El quickshifter permite subir y bajar de marcha sin tocar el embrague. La elasticidad del motor hace que podamos circular en sexta a solo 30 km/h.