Un almacén congelado en el tiempo

Óscar Ramos Ayerra
Óscar Ayerra REDACCIÓN

MOTOR ON

Más de 200 vehículos llevaban casi 30 años acumulando polvo en un antiguo concesionario danés de la marca Fiat. lLa obstinacion de su dueño los condenó a un letargo hasta que fueron «liberados» en el 2008. Diez años despues, algún kilómetro cero, sin matricular y con 37 años de existencia, sigue sin venderse.

20 may 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Cuando Jens Sorensen murió, en el 2008, su familia no se imaginaba que parte de su herencia consistía en más de 200 vehículos de entre los años 50 y 70 que tenía en su propio concesionario, algo sorprendente. Pero lo que más llamaba la atención es que algunos de estos vehículos estaban sin estrenar, con apenas unos kilómetros en su contador, incluso ni siquiera se habían matriculado. En la pequeña localidad danesa de Korling, a poco más de 200 kilómetros de Copenhague, todavía existe el edificio de lo que fue una concesión de Fiat durante sus 8 años de vida hasta que en 1981, y por estrategias de mercado, su dueño tuvo que decidir entre vender coches Fiat o camiones Iveco. Se decidió por esto último, pero el stock de vehículos acumulado en el almacén quedó a la espera de un plan de viabilidad que nunca llegó. Ni siquiera quiso contratar a una persona para vender los vehículos, por lo que el trabajo se le amontonó. El carácter testarudo de su dueño parece que fue clave para no venderlos, como así lo atestigua su hijo, que ahora tiene esa labor desde hace 10 años, una venta larga y laboriosa.

Tras cerrar las puertas en 1981, los más de 200 vehículos, entre nuevos y usados, quedaron congelados en el tiempo. Distribuidos por varias salas donde el polvo y las humedades delatan el tiempo transcurrido, a pesar de que pueda parecer una instantánea de un concesionario a pleno rendimiento en 1981. Entre el largo listado de vehículos destaca una cuadrilla de Fiat 127, hermano gemelo de nuestro Seat, que sobreviven casi intactos, como salidos de fábrica, incluso con el plástico sobre los asientos, que en aquellas épocas se utilizaba para preservar el material textil antes de la entrega a su primer comprador. Del el resto, el número de kilómetros varía entre 11 y 100.000 kilómetros el más usado. Nombres como el 500, el 850 o el 1500 de los años 60 se alinean en las diferentes salas, junto a los denominados Ritmo, Supermirafiori o milquinientos de Fiat, que también se amontonan en este peculiar garaje. También los famosos Mini tienen su sitio, así como versiones básicas de los Lada de construcción rusa, primos de los 124. También, en esta familia, habían sido acogidos algunos Austin Victoria, Volkswagen escarabajo, Talbot o DKW alemanes. Pero todos ellos, y como denominador común, pertenecen a una categoría de vehículo económico y de baja cilindrada, con un más que discreto valor histórico.

COMPRADORES

Aunque en un primer momento la herencia podría pensarse millonaria, la realidad no ha sido tan benevolente. En el 2008, y gracias a algunas publicaciones y revistas especializadas en vehículos clásicos que se hicieron eco del hallazgo, llegaron diferentes compradores desde varios puntos europeos pero que no llegaron a llevarse más de una veintena. Los precios, al no tratarse de unidades especiales o ni siquiera de alta gama, tuvieron una tendencia a la baja, Los precios variaron desde los 250 euros ?un Fiat 600 accidentado que no se había sido arreglado?, hasta los 16.500 euros del que podría erigirse como la joya de la concesión, un Lancia Beta 1.8 de mediados de los años 70. Hoy todavía siguen muchos en venta. Un negocio que se realiza a cuentagotas por los diferentes problemas que se le presentan al comprador. Resucitar un motor parado casi 30 años requiere una serie cuidados específicos, cambios y verificaciones, antes de encenderlo con garantías.

Otro hándicap con el que pocos cuentan es la imposibilidad de matricular un auto nuevo con 37 años de edad, dependiendo de cada país. Reglamentaciones restrictivas anticontaminación, de seguridad activa y pasiva, además de limitaciones en la utilización de materiales hacen en muchos casos incompatible su matriculación. Existe la posibilidad de elevarlos a históricos, pero el desembolso total podría superar su valor real de mercado. Al final, todo es cuestión de números.