¿Y si el monovolumen se queda pequeño?

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La clase V de Mercedes es la respuesta para aquellas familias a las que el espacio se les queda pequeño. Un vehículo para llevar hasta ocho personas con gran comodidad y con una lista de opciones de equipamiento interminable. Probamos la versión diésel de 163 caballos y cambio automático.

13 ago 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Cuando el SUV o el monovolumen se quedan pequeños, llega el momento de la clase V de Mercedes. Basado en la misma plataforma que la furgoneta comercial Vito, es un vehículo que puede llevar hasta ocho pasajeros con una amplitud y una comodidad extraordinarias. Los acabados y el comportamiento dinámico sorprenden y lo convierten en una buena opción para viajar a lo grande.

El Clase V se ofrece en tres longitudes de carrocería: compacta, larga y extralarga, que miden, respectivamente, 4,89, 5,14 y 5,37 metros. La configuración de serie es con seis butacas individuales en tres filas y una sola puerta lateral corredera para las plazas traseras, situada en la parte derecha. Pero podemos pedirla también con dos puertas correderas a ambos lados y con mecanismo de apertura y cierre eléctrico.

Nuestra unidad de prueba era la versión intermedia y venía con siete plazas. Las individuales van colocadas sobre unos raíles y tienen regulación longitudinal y del respaldo. Se pueden abatir para aumentar el espacio, retirar completamente o incluso ponerlas en sentido contrario a la marcha. Todas incluyen reposabrazos regulables en altura y anclajes Isofix. Desmontando la tercera fila tenemos un espacio de carga inmenso: 4.630 litros.

El puesto de conducción está muy elevado y con el volante en posición bastante horizontal. La visibilidad es muy buena, gracias a su gran superficie acristalada, aunque el reposacabezas del asiento central de la tercera fila debería poder bajarse completamente cuando no se usa. Personalmente me habría gustado una banqueta un poco más ancha, pero con ello se consigue que quede un hueco diáfano y plano entre los dos asientos delanteros, por lo que es muy fácil pasar desde estos a las plazas traseras. Uno de los extras permite poner un amplia guantera en este espacio.

El Clase V que hemos probado montaba un motor diésel de 163 caballos y cambio automático. Es una buena potencia para este vehículo, porque mueve razonablemente sus más de 2.100 kilos en vacío y consigue unos consumos bastante ajustados, teniendo en cuenta este peso. Mercedes declara una media de 5,9 litros, nosotros no vamos a ser tan optimistas pero lo cierto es que podemos situarlo en alrededor de 8 litros en un uso normal. Probablemente, el buen coeficiente aerodinámico ayude a conseguir esta cifra.

Dos aspectos contribuyen especialmente al confort de marcha. Por un lado, la buena amortiguación, que permite pasar por encima de las irregularidades sin rebotes ni vibraciones. Y por otro, un comportamiento en curva muy estable, casi impropio de un automóvil de estas dimensiones, que nos ha sorprendido favorablemente. Sin duda, el buen compromiso de la suspensión, que como decíamos antes filtra muy bien pero es lo suficientemente firme, influye en este positivo aspecto dinámico.

Donde sí se nota el peso es a la hora de detener el vehículo: la distancia de frenado aumenta muchísimo respecto a un coche convencional y el tacto esponjoso del pedal tampoco ayuda. La aceleración y las recuperaciones son mejores que en los modelos de la competencia, y en la versión automática un interruptor permite elegir entre cuatro modos diferentes de respuesta del motor y la caja de cambios: ECO, Comfort, Sport y Manual.

Nuestra unidad, cedida por el concesionario Louzao, incluía como extras el cambio 7 G-Tronic Plus, control de velocidad, volante de cuero, pintura metalizada, paquete deportivo exterior, llantas de 19 pulgadas, siete plazas con cristales tintados en las traseras y ayuda activa para aparcar. La lista de opciones que ofrece Mercedes es amplísima y se pueden poner mesas plegables e incluso convertir un banco de tres plazas en una litera.

El Mercedes-Benz Clase V tiene un precio base de 42.140 euros con el motor de 136 caballos, aunque el coste de la unidad probada era de 53.200 más IVA. Es una inversión considerable y conviene sopesar bien si lo vamos a llenar a menudo; en caso contrario hay modelos más apropiados y económicos. Pero si transportamos mucha gente a diario o vamos a viajar con una familia numerosa, o si queremos llevar a todo el equipo de fútbol del cole de una tacada, es el vehículo perfecto. No hay ahora mismo prácticamente nada más grande en el mercado.