Cien coches clásicos, abandonados en Francia durante 40 años

MOTOR ON

El sueño de los apasionados de los coches clásicos: casi cien vehículos abandonados durante 40 años salieron a la luz en un chateau francés. Pertenecían a un empresario francés que murió antes de cumplir su objetivo: crear junto a su hijo un museo de vehículos.

05 sep 2017 . Actualizado a las 14:37 h.

Durante los años 50 y 60 comienza a comprar vehículos viejos o en mal estado de marcas como Bugatti, Delahaye, Talbot, Delage, Panhard, Facel-Vega o Hispano Suiza, nombres que hoy en día, independientemente de su estado, suenan a mucho dinero pero que en esos años pocos veían su potencial. Automóviles vetustos que necesitaban arreglos complejos y que por lo general sus dueños se deshacían de ellos por cantidades que hoy se nos podrían saltar las lágrimas. Poco a poco, gracias al éxito de sus negocios, logra reunir más de 200 auténticas rarezas comprendidas entre los años 10 hasta los 70. Su fin, crear, una vez restaurados, su museo del vehículo antiguo. Pero su sueño nunca se cumplió. En los años 70 comienzan los problemas financieros en su compañía que entra en quiebra en 1978. Baillón es acusado de evasión de impuestos y transferencias dudosas. En junio de 1979 liquidan en subasta 62 coches de su colección por un valor de 1,2 millones de francos. En 1985 se liquidan, de nuevo, otros 32 vehículos, Ferraris, Alfa romeo, o Ford van saliendo de su garaje sin poder evitarlo. El resto de la colección, unos 95 vehículos, cae en el olvido. Encerrados bajo llave en su parcela lejos de miradas indiscretas dormitarán durante muchos años. Incluso tanto Roger como su hijo Jacques procuran que parte de la familia no visite la finca. Todo parece indicar que intentaba evitar un nuevo embargo mediante el olvido, aunque esta es solo una de las teorías que algunos expertos sostienen. 

40 AÑOS BAJO URALITAS

Lo más sorprendente de esta colección no es solo que sea uno de los hallazgos más numerosos de coches clásicos, ni siquiera porque algunos modelos sean exclusivos o únicos, sino que lo que sorprendente es la manera en que se encontraron. Estaban todos acumulados bajo cobertizos en semirruina. La vegetación campaba a sus anchas, apenas resguardados de las inclemencias del tiempo por viejos paneles de uralita. Muchos de ellos sucumbieron ante la corrosión. Algunos estaban en un estado tan deteriorado que la restauración resultaba inviable desde el punto de vista económico. Pero por el lado más romántico, resultaba ser el sueño de los buscadores de tesoros de la automoción, lo que los americanos llaman Barn find, (encontrado en un granero) en referencia a coches únicos que en los años 50 se encontraban en granjas y establos semiabandonados. Lo que hizo que el hallazgo fuese aún más atractivo para los coleccionistas a nivel mundial.

95 RAREZAS

En febrero del 2015, la prestigiosa casa de subastas Artcurial sacaba a la venta, 59 de los 95 piezas de la colección Baillón. En 2003, tras su muerte, se hace cargo su hijo Jacques, aunque intentó, de manera tímida, conservar la colección en la creación de un museo, pero no se llegó a ningún acuerdo. Hubo que esperar a la muerte de este, en 2013, cuando la herencia pasa a manos de los nietos quienes entran en la finca Baillón, una propiedad cercana a Poitiers, en la mitad oeste de Francia y descubren la enorme colección de rarezas dormidas. Posteriormente deciden vender parte para lo que contactaron con la casa subastadora Artcurial.

El Ferrari de Alain Delon

Modelo icónico y muy codiciado por los coleccionistas no solo por la indiscutible belleza sino por la limitada serie. De los 106 construidos, 52 equipaban un eje corto (SWB) y de estos, solo 37 se les añadió los faros carenados que lo hace más elegante. Esta unidad fue comprada por el actor Gérard Blain en 1961, vendiéndose a su amigo Alain Delon dos años más tarde. Quien lo tuvo hasta julio de 1965. Tuvo cuatro propietarios más hasta que lo compró Baillón en 1971.