Electricidad sobre ruedas

MOTOR ON

Axel Wierdemann

El Salón Internacional del Automóvil que se celebra estos días en París marcará un antes y una después en la industria: la apuesta por los coches eléctricos como el Opel Ampera no tiene marcha atrás.

09 oct 2016 . Actualizado a las 14:52 h.

Esta vez los coches eléctricos han llegado para quedarse, porque la segunda generación ha mejorado algunos aspectos que hacían inviable a la primera, fundamentalmente su autonomía. Ahora ya se habla sin ambages de 500 kilómetros como el horizonte de recorrido sin acordarnos del enchufe y así sí que muchos se comprarían encantados un coche eléctrico.

La otra constatación que nos ha traído París es la de la nueva oleada de crossover que llegarán al mercado en los próximos meses. Algunos, como el 3008 de Peugeot, haciendo un brillante ejercicio de transformismo para sacudirse el halo de monovolumen y convertirse en brillante todocamino. Otros, como Mercedes, descubriendo que trabajan ya en crossover eléctricos para el futuro de las ciudades, aunando así las dos tendencias fundamentales de este salón. Más de veinte nuevos crossover se dejaron ver por las moquetas del salón parisino.

Dejando de lado las motorizaciones eléctricas y las carrocerías crossover, lo que nos llega es la digitalización de tableros, en interiores donde las pantallas ganan cada vez más espacio. Adiós a los relojes analógicos de agujas y resortes. Y bienvenidas las cámaras que proliferarán en todos los modelos, unidas a sensores de distancia. Nos facilitarán el aparcamiento, controlarán nuestra distancia con el coche de delante y serán fundamentales en la próxima revolución del automóvil, la de la conducción autónoma. El horizonte temporal de 2025 ha sido asumido por los grandes grupos automovilísticos como la fecha en la que los coches se guiarán solos, sin intervención del conductor. Y cuando hablamos de coches autónomos se supone que también serán seguros, al descartar el fallo humano.