La prueba: Peugeot 308 GTi, en la calle y en el circuito

MOTOR ON

Ingo Barenschee

Los 270 caballos que ofrece la versión más potente del 308 GTi y su chasis desarrollado por Peugeot Sport lo convierten en una berlina eficiente en carretera pero que aún puede dar más de sí en circuito cerrado

03 nov 2015 . Actualizado a las 10:54 h.

L o cierto es que Peugeot tiene tanta fe en esta versión GTi de su berlina compacta que hemos podido realizar su prueba sobre el madrileño circuito del Jarama donde, sin complejos, este coche pensado para la carretera demostró sus condiciones de gacela del asfalto, con una conducción noble, incluso sobre un asfalto mojado y muy resbaladizo.

Resulta complicado decidir si todavía existe espacio para los compactos con más de 250 caballos bajo su capó, en una época en la que los radares y los límites de velocidad acotan sus prestaciones. Pero solo hace falta comprobar como todas las marcas del mercado, prácticamente, tienen una versión GTi para decir que es una opción a tener en cuenta.

Peugeot siempre ha tenido una esencia deportiva en su ADN, como prueban en la actualidad sus coches de carreras, como los 208 R2 y R5 de ralles que dominan en sus categorías. Y desde que lanzó el 308 este modelo compacto siempre se caracterizó por su dinamismo. Así que el 308 GTi tiene fundamento en el mercado para medirse a su competencia como el Volkswagen Golf GTi, el Seat León Cupra o el Renault Mégane R.S., sin olvidarnos de otros modelos que también militan en esta categoría.

Tras pasar por las manos de Peugeot Sport, su división deportiva, el 308 GTi saca músculo hasta los 270 caballos, con una versión más domesticada de 250 como opción, capaz de hacer el 0 a 100 km/h en solo 6 segundos, gracias a una relación peso potencia de 4,46 kilos por caballo.

Pero para disfrutar de tanta potencia hay que ayudar al conductor y para eso se ha dotado a este coche de un diferencial de deslizamiento limitado Torsen, que permite aprovechar mejor la tracción delantera de este vehículo. También el chasis y las suspensiones han sido arregladas para soportar las exigencias del potente motor. Con llantas de 19 pulgadas y unos neumáticos Michelín Super Sport con 235 milímetros de anchura, el coche pisa firme, notándose además los once milímetros en los que se ha rebajado la altura de la carrocería con respecto al suelo y los ángulos de caída de las ruedas, más propios de un coche de competición que de calle.

A la hora de frenar el 308 GTi se confía a unos frenos con discos delanteros ventilados de 380 milímetros y pinzas de cuatro pistones pintadas en llamativo color rojo.

Con todas estas vitaminas, el 308 GTi se convierte en un coche capaz de devorar el asfalto con agilidad y poniéndoselo fácil al conductor.

Pero no se justifica solamente con comportamiento deportivo un  modelo que cuesta 32.400 euros en la versión de 270 caballos y 29.900 euros en la versión de 250.

Y es que el 308 GTi se deja notar a simple vista sobre el resto de sus hermanos de gama, tanto Pure Tech de gasolina como los HDi diésel.

La versión deportiva presenta en su frontal una imponente parrilla con faros Full LED y un entramado negro brillante. En su parte inferior una gran toma de aire para el intercooler del turbo está enmarcada a ambos lados por intermitentes LED de iluminación dinámica. Por atrás, además de lucir un logo exclusivo de GTi, también presente en las aletas delanteras, destacan sus salidas de escape a ambos lados. Los colores también son exclusivos, incluido el bicolor que vemos en las fotos que combina el rojo y el negro.

Si abrimos las puertas accedemos a un interior ambientado en colores oscuros, incluido el techo. Los pespuntes rojos rematan salpicadero, asientos, puertas y alfombrillas. 

Los asientos son una obra de arte, tipo baquet de competición, tapizados en cuero y Alcántara, muy cómodos y con una sujeción lateral excelente.

El volante es muy pequeño, como en todos los 308 y exhibe el logo GTi en su parte inferior achatada.

El Peugeot 308 GTi es un coche preparado para tomar la salida en un tramo de rally o para hacer cómodo el viaje por cualquier carretera.