El futuro es de los cuatro hermanos Robla

J.M. Orriols

SABE BIEN

cedidas

Víctor, Javier, Carlos y Nacho son los continuadores de una tradición vinícola familiar, tanto por su padre, Víctor Robla fundador de Vinos de Arganza; como por su madre, Angelines Varela Mazón- Álvarez de Toledo, heredera de los duques de Villafranca, poseedores de grandes viñedos.

05 nov 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Esta bodega situada en Toral de Los Vados (León) y que posee viñas en diversos lugares del Bierzo, sí se puede calificar como familiar, ya que la gestionan cuatro hermanos: Víctor es el director comercial nacional, Javier está en fase de preparación de un máster en ventas, con prácticas en la organización, Carlos es el director financiero y Nacho el responsable de ventas en los mercados internacionales. Por encima, por supuesto, están su padre y su madre, que son los encargados de impartir docencia y mantener la convivencia. Y si la empresa funciona y vende más de dos millones de botellas anuales, ahora llega un vínculo que los va a unir más. Nace Lagar de Robla Cuatro Hermanos, el alto de gama de la bodega, de producción, por ahora, muy limitada y que inicia su comercialización «con una acogida que nos sorprendió y nos desbordó», según asegura Víctor Robla. «Comienza una nueva etapa que marcará el futuro de nuestra empresa -añade el fundador y propietario- porque cambiamos etiquetas, botellas, corchos... con el fin de incidir aún más en ofrecer la imagen de vinos de calidad. Tenemos unas viñas excepcionales, muchas de ellas centenarias; trabajamos con elaboraciones tradicionales, pero con la más moderna tecnología, tenemos prestigio a nivel nacional e internacional y solo nos faltaba dar este paso de renovación para afrontar un futuro, difícil, pero ilusionante, sobre todo porque veo que a mis hijos les gusta este sector y todos participan de todo».

Una viña en el camino

de Santiago

Este vino se elabora únicamente con las uvas de viñas viejas (alrededor de 70 años) situadas en pleno camino de Santiago a su paso por El Bierzo. «Mis hijos son los que las escogieron, entre las propiedades de la familia -dice Robla- y son los que se encargan de todo: las podas, el mantenimiento y la salud de la viña, la vendimia seleccionada, la elaboración en bodega, el etiquetado y el embotellado. Todo eso que tanto a su madre como a mí, nos llena de orgullo».

Se trata de un vino alto de gama y, por lo tanto, con un precio acorde. Es de autor. De cada cepa solamente sale un kilo y medio de uvas y la producción oscila entre 3.000 botellas el pasado año y 5.000 este. La exclusiva elaboración, con doble selección manual y barricas especiales, es costosa y se comercializa únicamente en estuches de tres botellas, que rondan los 50 euros. Está 10 meses en barrica y alrededor de 6 redondeándose en la nueva botella tipo Borgoña, más pesada, con lacre ecológico y etiqueta numerada y exclusiva «que hace de él un vino totalmente diferente a lo que tenemos ahora. Este es el inicio de una nueva etapa, con un plan estratégico a 10 años, con el que iremos renovando absolutamente todo. Pero eso que lo hagan ellos. Yo quiero pasar a una segunda fila, aunque sin abandonar nunca el proyecto».

Vinos de Arganza comenzó a producir hace 23 años y Lagar de Robla lleva 20 años en el mercado. Tiene una aceptable cuota de mercado en España y un gran éxito en el exterior «donde se valora cada vez más la variedad Mencía -continúa el bodeguero- porque es una uva triunfadora por sus cualidades organolépticas y eso se tiene en cuenta en muchos mercados internacionales, especialmente en EE.UU, Japón y China, aunque nosotros tenemos buenos clientes también en casi todos los países europeos. En las presentaciones que hicimos hasta ahora, la acogida fue excepcional y eso nos llena de esperanza y nos da fuerza para seguir en este camino. Estamos ganando terreno, pero, como les digo siempre a mis hijos, hay que ir pasito a pasito y consolidando cada mercado que conquistamos. El mundo del vino no sabe de prisas y si de calidad, seriedad y constancia».

 Ficha técnica y de cata

La primera cosecha, que es la que está ya en el mercado, corresponde a la vendimia del año 2015, elaborada con uvas seleccionadas de la variedad Mencía (con cepas de entre 50 y 70 años) de la finca Valdalebre (Villafranca del Bierzo). Fue recogida y seleccionada manualmente. Entre la vendimia y la llegada a la bodega transcurrió solamente una hora, tiempo mínimo para preservar todas las cualidades de las uvas. Inmediatamente se hizo el despalillado y seis personas hicieron el pisado artesanal, volcándose ya en barricas viejas de roble. En madera estuvo 10 meses. Se embotelló y reposó en la oscuridad de la bodega otro medio año. Tiene una graduación alcohólica de 14 grados.

En cuanto a lo que dicen los expertos sobre este vino, de la ficha de cata hay que destacar que «es un Mencia con un color rojo intenso, muy afrutado. Brillante nariz de intenso aroma a frambuesa y regaliz. Muy equilibrado en boca con unos taninos intensos. Acabado elegante y duradero».