Se puede ser feliz sin chuletón

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mila mendez

Carmen y Manuel regentan en la Ribeira Sacra el Caserío da Castiñeira, la primera casa rural 100% vegana abierta en Galicia. Un lugar donde la comida se cuida hasta el último detalle. Los menús que preparan son una apuesta por la calidad y la originalidad que han hecho sucumbir incluso a los más carnívoros y escépticos

06 nov 2016 . Actualizado a las 04:00 h.

En pleno paraíso de la carne, Manuel y Carmen decidieron un buen día ser «como el poblado de Astérix de Montederramo». Asumen con humor su singularidad en una localidad fiel cada otoño a la feria que le rinde tributo al alimento. A unos pocos kilómetros del centro del pueblo, en A Castiñeira, ellos tienen su propio templo en una casa rural genuina: es la primera que se declara vegana en Galicia. En sus desayunos nunca veremos ni leche, ni mantequilla, jamón o miel. Renuncian a todo alimento de origen animal. ¿Un suicidio en la comunidad de las matanzas del cerdo o del millón de vacas, como tituló Manolo Rivas? «Hay gente que te comenta: ¡esa dieta es para flojos!», reconoce Manuel Rolán. «Cuando les digo que corro ultramaratones de 50 km ya se quedan callados», resalta.

Además de vegano, Manuel también es un forofo de la montaña. Si no está en la casa rural, el lugar más probable para encontrarlo será en alguna de las pistas del monte que rodean A Castiñeira. «Este año hemos ayudado a poner el marcha la primera Gran Travesía de la Ribeira Sacra», subraya. La ruta del cañón del río Mao, los senderos que salpican Os Peares o Maiorga son algunos de sus rincones favoritos. Él, que a diferencia de Carmen no es gallego, confiesa: «Venía de la agricultura ecológica y Carmen de la línea de la salud. Yo era un enamorado del campo. Cuando se juntaron nuestros caminos decidimos poner en marcha un proyecto que unificara todo». Después de mucho buscar decidieron apostar por este enclave. «Desde que dejé la carne no la he vuelto a echar de menos. Es una filosofía de vida», dice Manuel.

especias y semillas

Cúrcuma, sésamo o canela. Nombres de especias, semillas y plantas bautizan los apartamentos de A Castiñeira. Los jardines se prestan para los retiros y las clases de yoga que organizan periódicamente. Dentro, en un comedor que todavía conserva el hogar tradicional de las casas de montaña gallegas, Carmen despliega todos los alimentos que pueden formar parte de un típico almuerzo détox. «Es uno de los más demandados a estas alturas del año. Este, por ejemplo, es una versión crudivegana. Es 100% vegetal y todo está preparado a menos de 41 grados. Es alto en enzimas y nutrientes ya que se conservan todas las propiedades de los alimentos. Cuenta también con cereales germinados, frutos secos, mousse de cacao, semillas de albahaca, cúrcuma, o jengibre, lo que llamamos «superalimentos». Para completarlo, leche vegetal y un batido verde de agua de coco, verdura con mucha clorofila y fruta», describe Carmen Méndez, que también publica sus recetas en un blog.

A diferencia de los vegetarianos, su veto a la carne va un paso más allá. «Intentamos que nada de lo que nos rodea proceda de la explotación animal», dice Carmen. «En el tema de la alimentación es sencillo. Pero es imposible ser totalmente puro a la hora de vestirte, por ejemplo», cuenta Manuel. En un momento en el que el fenómeno del veganismo está en auge no pueden evitar estar en el punto de mira cada cierto tiempo. «Mi familia, al principio, sí que me decía: “¡no vas a estar bien alimentada!”. Ahora ven que un humilde potaje de arroz con lentejas está lleno de proteínas», explica Carmen mientras hace hincapié en un factor: el sentido común. «Creo que en una lista de la compra nuestra hay más variedad que en la de una persona omnívora de un hogar base. Cuando les hablamos a nuestros clientes de una quinoa o de una legumbre que no sea una lenteja, ¡ya no la conocen! Se dan cuenta de que todo el día están comiendo arroz con pollo, salchichas, una patata con bistec?», comenta. Manuel añade: «los casos que salen en la prensa son para echarse las manos a la cabeza. No se puede ser vegano a base de espaguetis con tomate. ¡Esa dieta es un desastre!, como si te alimentas de hamburguesas todos los días. Las dietas no se pueden dividir en veganas o no veganas, sino en equilibradas y completas o no».

Los productos que consumen Manuel y Carmen son bajos en calorías, grasas saturadas o colesterol, pero también en omega 3 o vitamina B12, por eso los nutricionistas recomiendan seguir la supervisión de un experto cuando se desembarca en un régimen como este. «Si tú haces una dieta vegana y no eres capaz de equilibrarla poniendo bastante proteína, calcio, minerales, todo tipo de enzimas? pues es como un omnívoro mal alimentado. Y no veo ningún problema en tomarme una grajea o cápsula de aceite B12. Lo que no entiendo es por qué no denuncian a los padres que dan a los niños todo tipo de bollería», opina. Entre sus clientes hay muchos no veganos. «Vienen, prueban nuestros platos y se sorprenden de la cantidad de sabores, texturas y comidas que no conocían. Algunos repiten al cabo de un tiempo y nos dicen que se han hecho veganos», destaca con una sonrisa Manuel. «Tampoco somos unos integristas -puntualiza- vivimos así y a quién nos pregunta se lo mostramos».