Le gusta el riesgo y eligió Valdeorras

SABE BIEN

MIGUEL VILLAR

La trayectoria de este enólogo es una garantía. Por eso le han encargado la elaboración del primer Viña Costeira tinto

06 jun 2016 . Actualizado a las 14:02 h.

Ha sido un camino de ida y vuelta el de Manuel Sánchez Vázquez (Madrid, 1969). Terminados sus estudios de enología, estrenó su primera bata en 1989 al lado de Emilio Vidal, uno de los pesos pesados de la enología de Galicia durante las última décadas. Ahora, muchos años después y tras una trayectoria vital y profesional que lo ha llevado por caminos bien diferentes, vuelve Manuel para responsabilizarse de la elaboración de un tinto en Valdeorras que nace al abrigo de aquella marca, Viña Costeira, que él conoció hace más de un cuarto de siglo. Tan claro lo tienen en Ribadavia que hasta han decidido compartir uno de sus más sólidos activos, que es la marca, en este nuevo y ambicioso proyecto.

La trayectoria profesional de Manuel Sánchez es sólida, aunque, por momentos, parece una montaña rusa, que igual lo llevó a trabajar con fuerza en el sector de la distribución, como a Colombia durante un año tras un proyecto vinícola, o a Israel otro medio año, última etapa antes de su estabilidad en Valdeorras en el año 2011. Como polifacético profesional del vino también ha sido representante de una empresa de corchos dedicada a la producción de tapones de corcho.

Formó equipo en los primeros noventa con Pepe Hidalgo y Ana Martín, dos figuras cuya huella permanece en los vinos gallegos. De aquella etapa, siendo joven, le queda la satisfacción de haber aportado su grano de arena en Terras Gauda, en Condes de Albarei o en Guitián, por citar tres referentes de Galicia, desde Rías Baixas a Valdeorras.

A Manuel Sánchez le gusta la docencia. Se deja ir. Basta que lo requieran para ofrecer algún curso, pero, sobre todo, le gusta el trabajo de campo, ya sea en la viña o en la bodega. Ha trabajado en Cigales, en el Priorat, en Rueda y allá donde lo reclamaban. Profesional fiable, hace unos años se reencontró con uno de los fundadores de Alan de Val, que es una de las bodegas que más vías a la innovación abrió en los últimos años, con propuestas diferentes y elaboraciones que han sorprendido a propios y extraños. Cuando el gerente de Viña Costeira, Argimiro Levoso, ataba los últimos cabos del nuevo proyecto para Valdeorras, en el camino de Manuel volvió a cruzarse la misma casa en la que había empezado. La bata que ahora luce, sin embargo, ya está hecha a medida. Su primera vendimia ha sido tranquila, quizás demasiado para alguien a quien gusta el riesgo y buscar nuevos caminos, pero los primeros pasos había que darlos con prudencia. Y así los han dado. Tiempo tendrán para abrir la gama y asumir nuevos retos.