Investigación en O Ribeiro: menos hojas, igual a más aroma

SABE BIEN

31 ago 2015 . Actualizado a las 16:28 h.

Regular el rendimiento del viñedo. Lograr menos uva pero de más calidad y, por supuesto, a unos costes sostenibles, es una de las aspiraciones de muchos de los viticultores gallegos. Pero no siempre es sencillo. Por lo menos, hasta ahora. Diversas investigaciones realizadas en el marco de la Misión Biológica de Galicia han demostrado que el deshojado precoz del viñedo podría contribuir  a mejorar las cosechas. Arrancar las hojas cuando la planta está en floración ayuda a que se formen menos uvas, pero también a que estas tengan más aromas y sufran menos enfermedades. Estas máximas ya han sido demostradas en la variedad albariño por la tesis de la doctora Iria Otero, y en la loureira por las investigaciones de la doctora Mar Vilanova.

Hasta ahora, los viticultores arrancaban las hojas de sus vides cuando la uva iniciaba la maduración, para permitir que el fruto recibiera más luz y realizase mejor el proceso de maduración. Pero recientes investigaciones parecen estar demostrando que el deshojado de la planta debe realizarse de forma precoz si se busca una cosecha menos abundante, pero de más calidad. Una tesis de la Misión Biológica de Galicia, elaborada por Iria Otero y dirigida por Mar Vilanova y por Javier Tardáguila, ha demostrado los beneficios que esta técnica tiene en la variedad albariño. La investigación se llevó a cabo en una parcela de albariño propiedad de Martín Códax. Allí, Otero estudio las consecuencias que sobre la uva y sobre el vino tenía el deshojado precoz. Lo realizó en dos épocas del año, en la prefloración y en el cuajado. Y concluyó que arrancar  las hojas cuando la planta se encuentra en la floración reduce el rendimiento de la vid pero aumenta la calidad aromática de la uva. «La eliminación de estas hojas adultas provoca la reducción de la disponibilidad de azúcares en la flor, limitando el desarrollo inicial de la baya, originando racimos menos compactos, más sanos y de una mejor calidad», explica Vilanova. Otero demostró que con este sistema aumentaban los compuestos aromáticos conocidos como monoterpenos, que son los componentes que marcan la tipicidad de la variedad albariño. «Y no solo aumentan en la uva, también en el vino», afirma. En cuanto a la reducción en el rendimiento de la vid, esta se sitúa «entre el diez y el doce por ciento menos», explica.

En vista de estos buenos resultados, Vilanova realizó una nueva investigación sobre los beneficios de esta técnica en la variedad Loureira, trabajando con la bodega Santiago Ruiz. El proyecto, financiado por la Xunta y en el que colaboró José Miguel Martínez-Zapater (director del Instituto de la Viña y el Vino de La Rioja), arrojó todavía mejores resultados. «Al tener la variedad Loureira un racimo muy grande y compacto, los resultados fueron mucho más evidentes, puesto que supuso una disminución del peso del racimo y del peso de la baya», afirma Vilanova. Pero es que, además, al estar los racimos más aireados se produjo una reducción en el ataque de la Botrytis, lo que implicó la aplicación de un menor número de tratamientos, «con la consecuente reducción de costes para la empresa y un mayor beneficio para el medio ambiente», sostiene. Pero no fueron estos todos los beneficios logrados. El deshojado precoz también afectó a los aromas, lográndose una mayor concentración de compuestos aromáticos, tanto en los que se huelen como en los que se liberan durante la fermentación. «El linalol, compuesto con aroma a rosa muy importante en la loureiro, se vio claramente incrementado», añade. Los beneficios de esta nueva técnica han sido tales, que en Santiago Ruiz ya la están aplicando. «Los beneficios son muy visibles e importantes», añade la enóloga Luisa Freire.

Queda ahora por investigar su aplicación en las tintas gallegas. «En tempranillo mejora el color y aquí tenemos unos tintos con una carga de color muy baja», afirma Vilanova. Así que está técnica «podría mejorarlos bastante». Queda pendiente de investigación.