Leila Nachawati Rego es un ejemplo vivo de la capacidad de integración de los sirios en lugares tan alejados de su origen como Galicia: hija del sirio Aynam Nachawati y de la gallega Ángeles Rego, es profesora de Comunicación en la Universidad Carlos III y prolífica activista en favor de la libertad de expresión y de la democracia en Siria, a través de su perfil de Twitter, de su blog y de iniciativas en la Red como Syria Untold (la Siria de la que no se habla), un ágil medio de comunicación con los protagonistas de la lucha contra la dictadura en el país de Oriente Medio.
Como todos los que conocen el terreno, Leila desprende un cierto pesimismo sobre el futuro del país de su padre. «Éramos muy optimistas en el 2011, cuando estalló el levantamiento ciudadano y esperábamos que el mundo contribuyese a aislar a Al Asad, pero no fue así». Contra lo que dijo recientemente el ministro Margallo, Leila cree ni Estados Unidos ni la UE van a contar con Al Asad en un futuro próximo, «pero cada día que se tarda bombardea a la población y mata a cien personas. La clave de todo la tiene Rusia, que es la que se niega a que Al Asad salga».
Con respecto a los refugiados, la profesora observa que «la UE se ha sentado a mirar mientras varios pueblos eran masacrados: Siria por Al Asad, Irak bombardeado por Estados Unidos, Palestina ocupada por Israel, y ahora es la ciudadanía la que está reclamando y tomando la responsabilidad de gestionar ese desastre, provocado por la pasividad de la Unión Europea y por la implicación de las potencias occidentales en ese caos. La ciudadanía está dando muy buen ejemplo; a nosotros nos contactan todos los días para ofrecerse a acoger, ayudar, etcétera. Lo importante es que el Gobierno esté a la altura de la movilización ciudadana y ayude a darle salida a todo esto. Hoy mismo hay mucho interés por ayudar, pero ¿qué va a pasar dentro de un año o dos?».
Ahora que tenemos a tantos aquí como refugiados, dice Leila, es hora de oír sus voces. «Se habla mucho de Siria ?añade? pero se habla poco con los sirios y, ya que tenemos la oportunidad, debemos escucharlos en primera persona, que nos cuenten de dónde viene el problema, de qué huyen y cuál creen que debe ser una respuesta digna del mundo, especialmente de los países de acogida, con respecto al drama que se vive y a sus soluciones».