«No me creo mejor que los que ya han muerto»

EXTRA VOZ

 El gallego Toni López, que durante años se esforzó en ser pájaro con el fallecido Álvaro Bultó, es uno de los rostros destacados del riesgo en España. El periodista Miguel Cabana, que fue su alumno, cuenta qué hay dentro de este mundo. 

24 may 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Dean Potter, cuyos vídeos e imágenes en las acciones más arriesgadas lo habían convertido en un héroe en el mundo del deporte extremo,  practicaba en esta ocasión escalada-base en el parque natural de Yosemite, en Estados Unidos. Se trata de una de las modalidades más controvertidas: los deportistas saltan con paracaídas desde puntos fijos, generalmente rascacielos o picos de montañas. Y en el caso de Potter, todavía más arriesgada, porque escalaba las paredes rocosas a pelo e incluso luego saltaba de noche para evitar la prohibición de volar en Yosemite. Así fue como murió. El propio Potter explicaba unas semanas antes de su muerte su filosofía: «Yo no me engaño a mí mismo pensando que soy mejor que mis hermanos caídos. Innové esta nueva forma de escalar rocas. Lo que hago es pensar en las cosas que tengo a mi favor y me concentro todo lo que puedo en volar de forma conservadora. Así que espero estar por aquí para ver como este nuevo estilo de arte en la naturaleza supera sus inicios». Pero no pudo quedarse. Falleció junto a su compañero saltando en plena noche para evitar a los guardas. 

Pero tanto el salto base como la escalada base ?o el barranquismo, o el rafting, por citar otras actividades de riesgo que sí se practican en Galicia?  son deportes muy arriesgados que suelen ser practicados por aficionados autodidactas, y que no responden al perfil típico de deportes practicados al amparo de una federación y bajo las órdenes de instructor estitulados. Uno de los saltadores más expertos del mundo es precisamente un gallego de Betanzos, Toni López. Afincado en Cataluña desde hace décadas, fue uno de los fundadores de la escuela de paracaidismo de Ampuriabrava, en Girona, y es uno de los paracaidistas e instructores más experimentados. Desde 1986 ha hecho más de 20.000 saltos, tiene 20 medallas de oro en campeonatos de España, un bronce en campeonato de Europa y tres récords del mundo de gran formación en caída libre. Fue distinguido con la Cruz al Mérito Aeronáutico. Toni es uno de esos profesionales entusiastas del paracaidismo que enseñó a cientos de alumnos como disfrutar de un minuto de vuelo en caída libre y aterrizar en paracaídas con total seguridad. En los últimos años formó parte de los desafíos Red Bull desarrollando el traje de alas junto a sus compañeros, Baumgartner, Santi Corella o el fallecido Álvaro Bultó.

Él es uno de esos gallegos que con sentidiño, meticulosidad y entrenamiento diario convierte un deporte de riesgo en una práctica habitual y segura para esos espíritus libres que necesitan estar en el cielo y jugar con las nubes alguna vez ya antes de morir. 

En sus clases no hay lugar para atrevidos ni despistados. Él recuerda que el paracaidismo es una actividad segura «porque se planifica y se entrena al saltador» para hacer todos los procedimientos concentrado y sin  concesiones al azar o la improvisación. Por eso los deportes de riesgo no son tan peligrosos como los pintan, ni sus practicantes tan temerarios. Entre los practicantes del paracaidismo, el parapente, el buceo o la escalada ?por hablar solo de algunas de las modalidades más practicadas? hay muy pocos accidentes al año en cualquier país del mundo. Incluso se podría decir, según los datos de las federaciones deportivas, que hay menos porcentaje de lesiones por cada cien participantes que en el fútbol. Pero ocurre que cuando se produce un accidente en estos deportes, las imágenes saltan a las portadas de los medios con inusitado interés por su espectacularidad y las ve horrorizada media humanidad. Existen muchos deportes todavía llamados de riesgo que cada vez practican más aficionados y se han convertido casi en mayoritarios y seguros gracias a los avances tecnológicos y al entrenamiento metódico dirigido por un instructor. Los materiales con que se fabrican hoy los equipos provienen en muchos casos de la investigación aeroespacial y ofrecen resistencia y adaptabilidad a prueba de desgaste durante años. Si el practicante se dirige a un club oficial federado, respaldado por el seguro deportivo, y realiza el curso de aprendizaje hasta que su instructor le considere apto para empezar a practicar, el riesgo de cualquiera de esos deportes tiende a cero. Aunque el riesgo cero no existe.