Camps mejorará su mayoría absoluta en la Comunidad Valenciana, pero la sombra del caso Gürtel persigue a Rajoy
15 may 2011 . Actualizado a las 06:00 h.La Comunidad Valenciana constituye una verdadera paradoja para Mariano Rajoy. El PP puede conseguir en esta comunidad uno de los triunfos más rotundos en estos comicios y, sin embargo, son esta autonomía y los problemas judiciales de Francisco Camps, quien sin duda volverá a presidirla, los que más amenazan su camino hacia la Moncloa. La Comunidad Valenciana es el epicentro del caso Gürtel, que mantiene imputado al propio Camps por recibir supuestamente el regalo de tres trajes por parte de la trama corrupta. Lejos de dar un paso atrás por esa imputación, Camps ha decidido emprender una huida hacia adelante no solo presentándose de nuevo como candidato, sino incluyendo en sus listas a otras diez personas implicadas o directamente imputadas en casos de corrupción.
Rajoy era consciente desde hace tiempo del problema que representaba Camps para su credibilidad como candidato en el 2012 e intentó aplicar la técnica, empleada en otros casos de imputaciones judiciales en el PP, de que fueran los propios implicados los que renunciaran sin que él diera la orden. Pero pinchó en hueso y ahora se ve en la obligación de acudir por dos veces en la campaña a Valencia a apoyar a un candidato imputado.
El plan de Camps es que el aplastante triunfo que le auguran los sondeos, que indican que incluso mejorará el 52,22% de votos del 2007 hasta situarse en el 53,1%, limpie cualquier responsabilidad política y judicial. Pero Rajoy sabe que no será así y que el caso Gürtel le perseguirá en las generales del 2012, sea cual sea el resultado el 22-M.
Para entender cómo es posible que los populares mejoren sus resultados en una comunidad en la que no solo su presidente sino también otros relevantes dirigentes como el presidente de la Diputación de Castellón, Carlos Fabra, son investigados por diferentes delitos, hay que analizar la larguísima crisis que atraviesan los socialistas valencianos desde que en 1995 Eduardo Zaplana arrebatara la presidencia al socialista Joan Lerma.
El actual líder del PSPV, Jorge Alarte, que no es diputado autonómico en esta legislatura, se presenta por primera vez como candidato. Y pese a los problemas judiciales de Camps, las encuestas le auguran una pérdida de escaños y votos. Esa situación hace que su continuidad no esté ni mucho menos garantizada si esa debacle electoral se confirma el próximo domingo. Las diferentes familias socialistas mantienen en tensión permanente al PSPV, hasta el punto de que el ex ministro Antoni Asunción, que pretendió disputarle la candidatura autonómica a Alarte, acabó suspendido de militancia y enfrentado en los tribunales con la actual dirección.
Los socialistas ni siquiera cuentan con la opción de pactar con los partidos minoritarios para tratar de aumentar la presión sobre Camps. La coalición Compromís, que agrupa a diferentes grupos de izquierda nacionalista de orientación catalanista y que tiene actualmente siete diputados en las Cortes valencianas, sufrirá un batacazo todavía mayor, hasta el punto de quedar fuera del Parlamento regional, según los sondeos. El fruto de ese desencanto lo recoge EUPV, la marca de Izquierda Unida en la comunidad, que pasaría a disponer de seis escaños.
En lo que afecta a la alcaldía de Valencia, la popular Rita Barberá repetirá con el 53,4% de los votos, según el CIS.
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