La batalla más decisiva del 22-M

Enrique Clemente Navarro
enrique clemente MADRID / LA VOZ

ELECCIONES GALLEGAS 2009

El correoso Barreda resiste ante De Cospedal distanciándose de Zapatero

10 may 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Es la madre de todas las batallas electorales del 22-M. El triunfo o el fracaso de los dos grandes partidos se medirá en buena medida en función de quién gane en Castilla-La Mancha. Así lo quiso Mariano Rajoy cuando en el 2008 convirtió a María Dolores de Cospedal, madrileña de 45 años, en la número dos del PP y su candidata para conquistar el feudo socialista. Una apuesta personal, que en su momento fue criticada por algunos sectores del partido, y que podría volverse en su contra si no logra derrotar al correoso José María Barreda, ciudadrealeño de 58 años.

El objetivo es desbancar a los socialistas después de 28 años de gobierno, primero con el incombustible José Bono y luego con su delfín, para que se visualice el Waterloo de Zapatero. Una estrategia que se mantiene invariable aunque este ya ha arrojado la toalla. Castilla-La Mancha es, para el PP, el símbolo del cambio en España, en unas elecciones que considera la primera vuelta de las generales.

La última encuesta del CIS ha provocado muchos nervios en la sede de Génova, que ve cómo lo que daba por seguro iba a ser una victoria sin paliativos se complica. Da ventaja a De Cospedal por un solo escaño y 2,3 puntos de diferencia en un Parlamento regional que se prevé de nuevo bipartidista. Las que han hecho diversos medios de comunicación privados amplían la ventaja hasta los seis puntos, pero esto no tranquiliza al PP, que va a echar el resto en esta comunidad. Rajoy ya protagonizó un gran mitin de inicio de campaña en Toledo y hablará en Ciudad Real el último día. Todo se puede jugar por un puñado de votos y la campaña se prevé a cara de perro, sobre todo en dos provincias, Ciudad Real, donde Barreda parte con ventaja, y Guadalajara, en la que domina Cospedal.

Barreda sabía que la única forma de reeditar su victoria del 2007 sobre De Cospedal era distanciándose de Zapatero, porque de otro modo le tocaría pagar la factura de la crisis y el paro. Aunque es inevitable que sufra algún desgaste porque el desempleo en su comunidad está algo por encima de la media nacional.

Y Barreda se distanció. Fue el primer barón y el que con más fuerza le reclamó que hiciera pública su decisión de no repetir antes de la cita con las urnas y el que rechazó con más claridad algunos de sus recortes sociales. Cuando Zapatero dijo que se iba no pudo ocultar su entusiasmo.

Ha sabido jugar un papel crítico con Madrid similar al que tan bien desempeñó en su época el que fuera su jefe y actual presidente del Congreso. Además, ha desgastado a su adversaria, identificándola con Madrid, reiterando que es la política mejor pagada de España y acusándola de no defender los intereses de la comunidad en la disputa del agua, lo que provocó que no saliera adelante la reforma del Estatuto de Autonomía. Insiste también, con sus propios datos en la mano, en que su región tiene mejor sanidad y educación que Madrid y aplica con más eficacia la ley de dependencia. Cuenta con la ventaja de ser el presidente autonómico mejor valorado (5,92, según el CIS), muy por encima de De Cospedal (4,3).

La candidata popular confía en el respaldo de la plana mayor de su partido, incluido Aznar, y su estrategia es presentar a su rival como cómplice de las políticas de Zapatero. Barreda prefiere jugársela solo antes que con «malas compañías». No quiere ver ni en pintura en sus mítines al aún presidente ni a ningún otro dirigente nacional, se llamen Carme Chacón, Pérez Rubalcaba o José Blanco. Es decir, que huye no solo de la «marca Zapatero», sino también de la del PSOE. Cree que lo único que puede vender es a sí mismo y su gestión autonómica en los cuatro últimos años.