Los socialistas creen segura su victoria si la participación electoral supera la frontera del 70%

Ramón Gorriarán

ELECCIONES GALLEGAS 2009

26 feb 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

El Partido Socialista de Euskadi calcula que si la participación en las elecciones del domingo supera el 70% Patxi López será el próximo lendakari y pondrá fin a tres decenios de hegemonía nacionalista. Los socialistas sostienen que su electorado está muy movilizado y que la abstención, a diferencia de otras ocasiones, castigará al PNV. Una percepción que no parece descaminada, puesto que desde el propio círculo de Juan José Ibarretxe se admite que sus votantes están «dormidos».

La alternancia en los Gobiernos suele pasar por una alta participación en las urnas. Y aunque la anodina campaña vasca no hace presagiar que vaya a haber una afluencia en masa a las urnas, el PSE espera que esté muy cerca e incluso supere el umbral del 70%. Basan su apreciación en la euforia que perciben en sus bases, la buena asistencia que registran sus actos de campaña y el viento a favor de los últimos procesos electorales. Por el contrario, agregan fuentes socialistas, los votantes del PNV están desorientados y ya no saben «si son independentistas o autonomistas».

El PSE sostiene que «todos» los suyos acudirán a depositar su papeleta y con esta certidumbre ya se ha lanzado a la búsqueda del voto útil del PP y de Unión Progreso y Democracia. El secretario general de los socialistas guipuzcoanos, Iñaki Arriola, reclamó ayer que «no se pierda ni un solo voto de las personas que quieren que en Euskadi se produzca un cambio».

Los otros

Ibarretxe y los principales líderes del PNV se afanan, entretanto, en pedir a sus huestes que voten para impedir que gobiernen «los otros» o «los españoles». El presidente de la formación, Iñigo Urkullu, ha llegado a reconocer en más de un mitin que su electorado está «dormido», pero que tiene que despertar el domingo para reaccionar «ante Madrid».

Los nacionalistas tienen depositadas sus esperanzas en que la reedición de la estrategia frentista de hace ocho años para contrarrestar a Mayor Oreja y Redondo surtirá efecto de nuevo, y que la formidable maquinaria del partido, con 80.000 afiliados y, sobre todo, una red clientelar de miles de funcionarios ponga las cosas en su sitio.