«El partido está para un empate y estos debates serían como la tanda de penaltis»

ELECCIONES GENERALES 2008

Campo Vidal quería ponerse la corbata del Aznar-González, pero su mujer no le deja

24 feb 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

A un par de días del primer gran cara a cara televisivo entre Zapatero y Rajoy, el moderador de la cita desmenuza los detalles de la gestación del debate y sus expectativas sobre el mismo.

-Llega la gran cita de las elecciones. Moderar el primer debate parece más difícil que hacerlo en el segundo, donde ya estará el asunto más trillado. ¿Lo tiene todo a punto?

-Lo que más necesito y no tengo es un poco de tiempo, un poco de la paz necesaria. Se concentra todo sobre el primer debate porque es en el que cuesta más crear el punto de referencia, lo cual no quiere decir que el segundo no sea importante.

-Hace quince años del González-Aznar. ¿Qué parecidos guardan, a priori, ambos cara a cara?

-Políticamente hay bastante similitud entre los dos debates. Las encuestas señalan un empate pronunciado, que yo vengo anunciando desde hace tiempo en mis análisis para La Voz de Galicia y que no se creía nadie. Es como si el partido estuviera para un empate y quién sabe si estos debates no serán después equiparados a una tanda de penaltis.

-¿De verdad sirve para algo este esfuerzo de última hora?

-En el 93 el debate ya tuvo una gran influencia. He compartido con José Blanco y Pío García Escudero una conversación en la que coincidíamos que en aquel año quizá el hecho de que Felipe González perdiera ese debate acabó movilizando a una serie de personas que en principio se inclinaban por la abstención y al final acabó ganando a José María Aznar por un estrechísimo margen. Los debates tienen una gran influencia y en situaciones tan ajustadas todavía más.

-Hablaba de una tanda de penaltis. ¿Alguna superstición propia de un árbitro?

-No soy nada supersticioso. Por ilusión guardo la corbata con la que moderé el Aznar-González. Se me ocurrió decirle a mi mujer que me hacía gracia repetirla, pero no me deja porque está pasada de moda. Así que ni siquiera repetiré la corbata y me pondré lo que ella me diga, como casi siempre.

-Se sabrá de memoria cada detalle de los candidatos. ¿Cuál es mejor contendiente?

-Sí, me los estoy estudiando y por lo menos esta vez no me pasa como en el debate Fraga-Sánchez Presedo del 93, en el que tuve que estudiar gallego. Desde el punto de vista dialéctico, tengo a Rajoy como un gran parlamentario y he visto que él y Rubalcaba han sido los mejores oradores en las Cortes, pero Zapatero tiene buena imagen y al fin y al cabo ganó, o así lo dijo la prensa, el último debate sobre el estado de la nación. Creo que va a ser un cara a cara de primerísimo nivel. La contienda dialéctica puede dejar huella.

-Han dicho de usted hasta que cobra del PSOE.

-Las críticas llegan de dos medios concretos. Las cosas o son verdad o son mentira y yo ya he dejado claro que no he cobrado del partido socialista, ni ahora ni nunca. Ni del Gobierno tampoco.

-¿Espera que los candidatos trasladen al debate la aspereza de sus mítines?

-Llevo unos días muy intensos y lo que menos he seguido son los mítines. Si la campaña se ha endurecido es, sin duda alguna, porque todo está muy ajustado. No tengo duda de que el debate puede ser contundente, pero moderado. Supongo a todo el mundo informado de que un exceso de dureza en televisión no suele ser recomendable.

-Ha habido tensión hasta al elegir moderador y cadena.

-Ha sido muy difícil organizar los debates porque ha habido que llevarlos a un terreno de neutralidad de cadenas. No es que hubiera pocos periodistas capaces de conducir estos debates. Hay docenas y docenas. Lo que pasa es que si se hubiera elegido a Ana Blanco, en la señal única estaríamos viendo a Televisión Española; si hubiera sido Matías Prats, a Antena 3, y así sucesivamente. Por eso optaron por la academia.

-¿Sobre usted también hubo discusiones?

-Mi nombre estaba aceptado desde 24 o 48 horas después del encargo. No hubo problema.