La sangre de un periodista es de tinta. La sangre de todos los que están vinculados a un medio tiene la tensión alta de la información. Toda la plantilla de La Voz vivió en cualquiera de sus medios pendiente de la pandemia. La noticia entró en la redacción y cambió, como pasó en la sociedad, nuestras vidas. En seguida, quisimos contar y analizar lo que estaba pasando. En segundos, con la web, en horas, con el periódico y la radio, dimos respuesta a la necesidad que había de información seria, con serenidad de criterio, a lo que nos estaba sucediendo a velocidad de vértigo.

Pasamos de trabajar en la redacción a hacerlo desde casa, como en tantas profesiones. Fue un salto histórico. Un reto tecnológico sin precedentes, que se hizo en un fin de semana. Todos los departamentos se tuvieron que reinventar y todos dieron un paso hacia adelante. Un paso para acompañar a nuestra audiencia durante los 365 días de este año maldito. No dejamos de faltar a la cita ni un segundo. Se blindó la rotativa. Se blindó la distribución. Se blindó la redacción. Se blindó el departamento de publicidad, el de informática. Todos los profesionales de esta casa nos movilizamos para ser útiles a la sociedad, como servicio esencial. Las reuniones, que son muchas y diarias, pasaron a ser por videoconferencia.

Ser los ojos de los lectores

Todavía tenemos grabados en la mente los días en los que, después del confinamiento, nos quedamos, antes de Semana Santa y durante la Semana Santa, como uno de los pocos servicios que siguieron activos. Teletrabajando, pero saliendo a la calle para ser los ojos de los que estaban en casa y no tenían pasaporte para salir al exterior. Con respeto, pero con valentía, nuestros fotógrafos y redactores se convirtieron en la mirada de las personas. Fueron miles de historias. Retransmisiones en directo por la web de comparecencias públicas. Un grupo de profesionales permaneció en la redacción, en la rotativa, en los puntos donde era necesario, al pie de la noticia, para no cesar en nuestro compromiso por contar la realidad, por desentrañarla cuando la extrañeza nos inundaba a todos. Aquellas jornadas de abril fueron extrañas, como todo el año lo ha sido. Solo te cruzabas por las carreteras vacías la luz azul de las ambulancias. Parabas a echar gasolina y el miedo del empleado de la gasolinera se reflejaba en el tuyo. Todo parecía estar contaminado. Luego conocimos olas peores. Contamos los aplausos a los sanitarios. Contamos las colas. Contamos las proezas y los desastres. Contamos muertos con los dientes apretados y una rabia inmensa.

El periodismo es una vocación, pero no somos insensibles al dolor. Hubo lágrimas. Hubo compañeros que tuvieron que superar ese peso muerto de la angustia que se te pone encima del pecho, pero siguieron tecleando, haciendo fotos y vídeos. Nos ayudamos más que nunca. Sufrimos también los zarpazos del bicho, pero nunca dejamos de acompañar a nuestros lectores, a nuestros oyentes. Multiplicamos las entrevistas con expertos, los artículos de especialistas, las exclusivas, para llevar algo de luz adonde había sombras y negrura. Lo hicimos porque no sabemos hacer otra cosa. Igual que en su día volamos a Indonesia para contar con voz gallega el tsunami o estuvimos en los Alpes para comprender aquella locura de accidente aéreo que provocó el piloto.

Publicamos editoriales para servir a los ciudadanos y estimular la acción de las administraciones. Elaboramos números especiales para tratar de entender lo que nos pasaba y para homenajear a las víctimas. Las consecuencias del virus las estamos padeciendo todos. La pandemia nos dejó sin aliento, pero seguimos a tu lado. No podemos huir cuando más se necesita luz. El compromiso con la información así lo exige. Sabemos que queda mucho camino, y ese camino lo seguiremos haciendo a tu lado. Nunca faltará nuestra Voz para, juntos, salir de verdad de este túnel.

Conoce toda nuestra oferta de newsletters

Hemos creado para ti una selección de contenidos para que los recibas cómodamente en tu correo electrónico. Descubre nuestro nuevo servicio.

Votación
9 votos
Comentarios

La Voz te acompañó en un año clave