Estados Unidos: la potencia mundial que lo es también de la pandemia

En medio de una crisis que deja ya medio millón de muertes, el país dijo adiós a la era Trump y saludó la llegada de Joe Biden a la Casa Blanca

La pandemia condicionó la toma de posesión de Joe Biden y Kamala Harris. Joe Biden ostenta el récord de ser el presidente de EE.UU. más mayor en el momento de la toma de posesión.
La pandemia condicionó la toma de posesión de Joe Biden y Kamala Harris. Joe Biden ostenta el récord de ser el presidente de EE.UU. más mayor en el momento de la toma de posesión.

Nueva York / E. La Voz

Estados Unidos cumple el primer aniversario de la pandemia con el sombrío récord de más de medio millón de fallecidos. Una cifra a la que no se acerca ningún otro país del mundo, alcanzada en pleno acelerón de la campaña de vacunación. Desde mediados de enero, el mes más mortífero desde la llegada del covid-19, más de 68 millones de dosis han acabado en los brazos de estadounidenses. El efecto ha sido innegable. El promedio semanal de nuevas infecciones ha caído un 74 %, las hospitalizaciones un 58 % y las muertes un 42 %, según los datos del Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés). Las buenas perspectivas no pueden ocultar las preguntas que se acumulan sobre qué ha fallado en la primera potencia mundial para que hayan muerto más ciudadanos que en los conflictos de Corea, Irak, Afganistán y la Primera Guerra Mundial juntos. «Si miramos hacia atrás, lo hemos hecho peor que la mayoría de los demás países y somos un país rico y altamente desarrollado», ha reconocido resignado el doctor Anthony Fauci, máximo responsable de la gestión de la pandemia del país.

Cuando la ola del coronavirus, originada en China a finales del 2019, descargó a principios del 2020 en la costa este de EE.UU., convirtiendo la ciudad de Nueva York en el centro mundial de la pandemia, los síntomas del desastre que se avecinaba estaban allí. Un sistema de salud en crisis, con 29 millones de personas sin cobertura médica y 58 millones de ciudadanos con pólizas unidas a altos copagos, según cifras de la oenegé Public Citizen. La brecha de desigualdad entre ricos y pobres más alta en 50 años de registros en la Oficina del Censo. Y un presidente, Donald Trump, dispuesto a negar la gravedad de la enfermedad y a boicotear las normas más básicas de prevención hasta acabar él mismo y gran parte de su equipo contagiados durante los eventos grupales de la Casa Blanca.

Trump manejó la crisis con desorden, culpó a China y publicitó excéntricos remedios, como inyectar desinfectante a los pacientes, ante la mirada estupefacta de Fauci y el equipo de científicos encargados de la respuesta al coronavirus. Preocupado por su reelección en las elecciones de noviembre, el entonces presidente utilizó la pandemia para cargarse de argumentos contra su rival, Joe Biden, y contra los gobernadores demócratas, todos ellos defensores de las restricciones, el uso de mascarillas y la distancia social. En su huida negacionista, Trump arrastró con él a los líderes locales republicanos. La propagación del virus se estabilizó en junio en Nueva York y Nueva Jersey, los territorios más afectados. Esto llevó a lugares como Texas, Florida, Carolina del Norte y Arizona a relajar las órdenes de confinamiento y reabrir la economía.

Al final del verano, la pandemia campaba a sus anchas por todo el país sacando a relucir las deficiencias del sistema sanitario y provocando el mayor golpe a la economía desde la Gran Depresión de 1929. Desde el inicio de la pandemia, diez millones de trabajadores han perdido su empleo y 17,8 millones de personas cobran en la actualidad prestaciones por desempleo, según las últimas cifras del Departamento de Trabajo. El estímulo económico de 2,9 billones de euros aprobado por Trump no ha impedido las largas colas en los comedores sociales. El nuevo presidente confía en la ciencia para hacer frente a los peores datos de una pandemia. Biden trata de mantener el difícil equilibrio de evitar una crisis social mientras avanza el ritmo de vacunación. En su primer mes en el cargo, ha adquirido dosis suficientes para inmunizar a 300 millones de ciudadanos antes de finales de julio. Y ahora trata de aprobar en el Congreso una nueva ayuda económica de 1,9 billones de dólares antes de que caduquen las vigentes a finales de marzo.

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