El mundo, zarandeado por un virus

Después de 115 millones de casos positivos y 2,5 millones de muertes, nadie duda de que la pandemia transformará el planeta: desde los equilibrios de fuerzas a la economía, la sanidad o la educación

Fosas en el cementerio de Vila Formosa, en São Paulo, en mayo.
Fosas en el cementerio de Vila Formosa, en São Paulo, en mayo.

Bogotá / E. La Voz

Buena parte del mundo se enteró en enero del 2020 la existencia de una nueva enfermedad que estaba azotando una, hasta entonces, ignorada ciudad China. Ese día, el gigante asiático confirmó la primera muerte por una misteriosa neumonía. A finales de enero, China decretó una férrea cuarentena en Wuhan y comenzó a construir un hospital de emergencia. Las imágenes dieron la vuelta al mundo. En febrero, el virus ya se había expandido, e Italia emulaba a China, entrando en una cuarentena que sorprendió a Occidente. A principios de marzo la OMS declaró una pandemia mundial de covid-19, y en abril más de 4.000 millones de personas ya estaban en cuarentena. El mundo ha registrado ya más de 115 millones de casos positivos por el nuevo coronavirus y 2,5 millones de muertes. La pandemia ha cambiado el planeta tal y como lo conocíamos, poniendo a prueba los sistemas de salud del mundo y mostrando, una vez más, la desigualdad entre las distintas regiones.

Porque la crisis no ha sido solo sanitaria. La pandemia ha generado una recesión global. Es la mayor crisis económica tras la Segunda Guerra Mundial y ha supuesto el paso de más de 115 millones de personas a una situación de pobreza extrema, cebándose, especialmente, en los países más pobres. Peligra especialmente, según la ONU, la situación de los más de 2.000 millones de trabajadores que no tienen contrato laboral y cuya situación es muy vulnerable. Los despidos han sido masivos en todo el globo. También los recortes de sueldo. La crisis se ceba especialmente con mujeres y jóvenes.

El mundo también corre peligro de sufrir una brecha educacional que afecte a toda una generación. Las clases de cientos de miles de estudiantes han sido interrumpidas en todo el mundo. Se han utilizado las alternativas digitales para continuar con la enseñanza pero, sobre todo en los países más pobres, el acceso a Internet es muy desigual.

La pandemia ha alterado también el funcionamiento político mundial. En algunos casos, desafiando incluso los más férreos dogmas ideológicos. En Brasil, Jair Bolsonaro llegó a aprobar una suerte de ingreso básico, por unos meses, algo contrario a su programa económico, y en Estados Unidos un Donald Trump contrario a los subsidios apoyó dos billones de dólares en estímulos.

Geopolíticamente, la crisis deja una China más fuerte en el panorama internacional, aunque también más desacreditada en Occidente por su falta de transparencia en los momentos iniciales de la pandemia. El juego geopolítico se ve claramente en el proceso de vacunación, iniciado ya en una parte importante del mundo, incluso entre los países más pobres.

Los Estados europeos, así como, por supuesto, EE.UU., han optado por vacunar solo con dosis producidas por laboratorios de Occidente, a las que no tienen acceso los países más pobres, primero por su precio, más caro, pero también por el acaparamiento del primer mundo. Eso ha dejado a Rusia y China el terreno abonado para vender sus vacunas a los países en vías de desarrollo, especialmente en la región sudamericana, donde se están distribuyendo masivamente. Sputnik V, la vacuna rusa, fue recibida, en principio, con mucho escepticismo, debido a su veloz desarrollo. Tanto que muchos habitantes del país la rechazaron. Incluso el presidente Vladimir Putin descartó ponérsela, argumentando que solo estaba aprobada para menores de 60 años. Hasta que a principios de febrero la revista científica The Lancet aseguró que Sputnik V tenía una eficacia superior al 90 %. La percepción cambió en el mundo, y los encargos se multiplicaron.

También la vacuna china, Sinopharm, está siendo masivamente distribuida en América Latina, especialmente en Brasil y Argentina, haciendo crecer la influencia de Pekín en la región.

África: a la espera de las vacunas 

África registró el primer caso de coronavirus el 14 de marzo del 2020. Fue descubierto en Egipto, una de las potencias turísticas del continente, que ahora atraviesa una preocupante segunda ola. Casi cuatro millones de personas se han contagiado desde que se inició la pandemia, según datos de la Unión Africana. La cifra supone alrededor del 3,5 % de casos confirmados en todo el mundo. El registro es bajo, pero buena parte de la comunidad científica cree que la pandemia se ha subestimado en un continente que solo ha realizado 37 millones de test.

África superó las 100.000 muertes la semana pasada. La cifra supone una mortalidad del 2,6 %, superior al 2,2 % registrado en el mundo. Casi 50.000 se registran en Sudáfrica, uno de los países más desarrollados de la región, donde fue descubierta, hace unas semanas, una cepa más contagiosa del virus. Países vecinos, como Mozambique y Zimbabue, están montando hospitales de campaña.

Muchas miradas están ahora puestas en las vacunas. Varios líderes africanos han denunciado que los países ricos están acaparando los suministros. La Unión Africana ha comprado 270 millones de dosis, que serán distribuidas a lo largo del 2021, pero son insuficientes para los 1.300 millones de habitantes del continente. Los países africanos se apoyarán también en la alianza público-privada Covax, impulsada por la OMS, para conseguir vacunas. Las primeras 600.000 dosis patrocinadas por esa coalición -la mayoría son de AstraZeneca- aterrizaron hace unos días en Ghana.

Latinomérica: la pandemia aumenta las desigualdades 

América Latina y el Caribe superan los 21 millones de contagios y contabilizan más de 650.000 muertos desde el inicio de la pandemia. El coronavirus fue detectado de forma creciente en la región pocos días después de que se iniciasen los problemas en Europa. Varios países, como Argentina, Colombia, Perú y Venezuela, alertados por la situación del Viejo Continente, decidieron establecer férreas cuarentenas, aun cuando apenas había casos en sus países. Otros, como Brasil y México, optaron por una política de pocas restricciones. Los países más afectados de la región son Brasil, México, Colombia, Argentina y Perú.

La pandemia ha supuesto una tragedia socioeconómica que deja 45 millones de nuevos pobres en toda la región. La inseguridad alimentaria severa se triplicó en el 2020 y afecta a 10 millones de personas, según la oenegé Acción Contra el Hambre, y las desigualdades crecen.

La esperanza está puesta en la vacunación, que está siendo muy lenta. Algunos países apenas han recibido vacunas, y muchos de los que sí han iniciado sus programas lo han hecho con pocas dosis. Cuba, eso sí, asegura que aprobará su propia vacuna en abril. Destaca positivamente el caso de Chile, que ha vacunado al 16 % de su población en apenas 21 días.

Conoce toda nuestra oferta de newsletters

Hemos creado para ti una selección de contenidos para que los recibas cómodamente en tu correo electrónico. Descubre nuestro nuevo servicio.

Votación
0 votos
Comentarios

El mundo, zarandeado por un virus