Boris Johnson, una gestión en entredicho

La popularidad del primer ministro británico caer en picado por su caótica gestión sanitaria tras desoir las señales de alarma

Campaña de concienciación en Londres en febrero de este año.
Campaña de concienciación en Londres en febrero de este año.

Londres / E. La Voz

El 2020 lucía prometedor para Boris Johnson, quien apenas doce días antes de Navidad había logrado en las urnas la más aplastante victoria para los conservadores desde los tiempos de Margaret Thatcher. El brexit iba a comenzar a ponerse en marcha de manera pactada, tras lograr un acuerdo con la Unión Europea; la economía aún crecía y los laboristas se preparaban para buscar un nuevo líder, una tarea que amenazaba con dividirlos aún más. El panorama no parecía mostrar ninguna amenaza a sus planes de iniciar una nueva era dorada para el país. Sin embargo, el peligro estaba allí y el primer ministro no escuchó a quienes lo vieron. Ahora él y el país están pagando ese error.

Con 121.305 fallecidos y más de 4 millones de casos, el Reino Unido es el quinto país más golpeado por la pandemia en el mundo. Los datos son escalofriantes, sobre todo si se recuerda que al inicio de la crisis los asesores de Johnson afirmaban que si las muertes llegaban a los 20.000 sería «un buen resultado».

¿Pero por qué ocurrió esto? ¿Era inevitable? Muchos creen que no. «Si hubiéramos actuado antes y con mayor rigor […], creo que muchas de las muertes que hemos visto podrían haberse evitado», admitió recientemente el epidemiólogo Neil Ferguson, quien diseñó el primer confinamiento y para el que las demoras fueron especialmente graves al responder a la nueva cepa aparecida en el sur de Inglaterra. La opinión del científico es compartida por la oposición, pero sobre todo por los ciudadanos. Los sondeos indican que, de celebrarse elecciones ahora, Johnson no solo podría perder la jefatura del Gobierno, sino incluso su escaño en el Parlamento de Westminster.

Para ilustrar las razones por las que el coronavirus se ha cebado con el Reino Unido bastaría con ilustrar que el 31 de enero del 2020, el mismo día que se puso en marcha el brexit, se registraron los primeros dos infectados en suelo británico, y pese a que las autoridades sanitarias dieron la señal de alarma, el Gobierno de Johnson rechazó tomar medidas e incluso rechazó la invitación de Bruselas para sumarse a su plan de compras de material de protección para el personal sanitario. A esta decisión muchos en el país le atribuyen los 625 médicos, enfermeras y trabajadores de residencias que fallecieron hasta julio pasado por el virus.

Luego se sabría que Johnson se ausentó de cinco reuniones del Gabinete Cobra, de emergencias, en las cuales se analizaron los riesgos del covid-19. Allí se presentaron informes en los que se sostenía que la enfermedad podría cobrarse hasta 500.000 vidas si no se tomaban medidas. Estas incomparecencias han sembrado dudas sobre la capacidad del político tory para dirigir el país.

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