Hostelería, el chivo expiatorio

Ningún otro sector se vio tan afectado económicamente ni tan señalado por las autoridades como el del turismo y la hostelería, que basa su modelo de negocio en la movilidad y las relaciones sociales.

Tenían todas las papeletas para acabar mal. Dejando a un lado a los fallecidos y las víctimas directas del coronavirus, las familias que viven del sector de la hostelería y el turismo han visto cómo el covid-19 se ha ensañado con ellas. Desde el mismo instante en el que se decretó el primer estado de alarma del año 2020, los ceses obligatorios de actividad, los confinamientos domiciliarios y los cierres perimetrales, este sector clave para la economía española recibió un impacto irreparable en su línea de flotación. Las secuelas se prolongarán durante años.

El sector cerró el ejercicio pasado con un descenso de 195.000 trabajadores afiliados a la Seguridad Social, es decir, un 11 % menos que doce meses antes. Además, en diciembre del 2020 se mantenían en ERTE 363.657 trabajadores, lo que arroja unas cifras dramáticas, que se completan con unas guindas terroríficas: perdió la mitad de su valor, sufrió un descenso de volumen de negocio de 67.000 millones de euros y ha visto cómo bajaron la persiana para siempre alrededor de cien mil locales.

Para los anales de la historia quedará un 2020 en el que la hostelería comenzaba mirando hacia China, que afrontaba una incipiente pandemia adoptando medidas físicas para mantener la seguridad sanitaria en sus establecimientos: mamparas, purificadores de aire, tomadores de temperatura corporal, registros digitales...

Era solo el comienzo de una travesía por el desierto de la que todavía no se divisa su final. El círculo vicioso en el que se vieron envueltos los empresarios de la hostelería arranca con una reducción de horarios y de aforos externos e internos, continúa con ceses parciales de actividad o restricciones a los grupos de clientes y termina con un cierre total durante varias semanas. La desescalada comienza por las terrazas, y vuelta a empezar.

En este contexto, el espejismo del servicio a domicilio y la recogida en el local de alimentos para llevar parecía una solución, pero finalmente se confirmaron las excepciones que certificaban la regla: no daba para vivir.

Especialmente damnificados fueron algunos subsectores del turismo y la hostelería. Los eventos, por ejemplo. O el alojamiento y todos los negocios vinculados a la movilidad, que se vieron abocados a la ruina. No importaba la reducción de aforos, si el viajero no podía salir de su municipio. Ni hoteles de grandes cadenas internacionales ni hostales familiares. Ninguno se salvó de la quema.

Tampoco tuvieron escapatoria ni respiro las agencias de viajes, los guías turísticos, los transportistas de viajeros... La hostelería, con sus reclamaciones a pie de calle, los representaba a todos.

Las ciudades, las carreteras (las secundarias y las de alta capacidad), los centros comerciales abiertos, las plantas de alimentación de las grandes superficies parecían escenarios de películas de terror, fantasmagóricas, sufriendo el efecto arrastre del cierre de una de las instituciones sociales que definen el carácter español: el bar.

Cesáreo González Pardal (Presidente del Clúster Turismo de Galicia)

«El concepto de turismo y hostelería ya estaba cambiando, independientemente de la pandemia»

Cesáreo González Pardal (Padrón, 1969) preside desde hace dos años el Clúster Turismo de Galicia, uno de los interlocutores con la Xunta de Galicia.

-¿Cuál será el recuerdo este año?

-La experiencia nos dice que las personas tenemos la capacidad de sobreponernos a todo tipo de experiencias traumáticas y estoy seguro de que, en este sentido, va a suceder lo mismo en esta ocasión. Todos recordaremos esto por los cambios radicales que hemos tenido que asumir en nuestras rutinas, pero creo que volveremos a una normalidad, si no idéntica, muy parecida a la que teníamos. Otra cosa diferente es que, como todas las experiencias, provocará una evolución. Lo más importante que habremos aprendido es que no estamos a salvo de que se vuelva a producir una situación similar y que hay factores en la propia naturaleza que no están bajo control y que pueden condicionar mucho nuestra existencia.

-¿Cómo lo han vivido?

-Pues, como creo que le ha pasado a todo el mundo, personalmente lo he vivido con la preocupación de que las personas a las que quiero y están en una situación más vulnerable, por su edad o por sufrir otras patologías, pudieran enfermar. Por eso siempre he dicho que la salud, sobre todo las de estas personas de riesgo, debería ser nuestra prioridad indiscutible. Y ello me ha llevado a tener que afrontar muchas contradicciones. Por una parte, he tenido que asumir que el criterio que debería prevalecer para adoptar medidas es la de los científicos. Y, por la otra, he tenido que afrontar que estas decisiones han afectado de una forma demoledora al turismo, la actividad a la que he dedicado mi vida. Como presidente del Clúster Turismo de Galicia tengo una responsabilidad con todas las industrias implicadas en el turismo, y he tenido que escuchar historias tremendas de personas que han visto como se venía abajo todo su proyecto vital. Personalmente, eso me ha causado mucho dolor y un sentimiento constante de que tenía que hacer más, que mi responsabilidad y mi deber era ayudar a buscar soluciones..

-¿Cambiará el concepto de turismo y hostelería?

-Creo que el concepto de turismo y hostelería ya estaba cambiando, independientemente de la pandemia. Conocíamos los retos a los que nos tendríamos que enfrentar en los próximos años, que pasaban, fundamentalmente, por la transformación digital y la profesionalización del sector. Los grandes objetivos siguen siendo los mismos, pero es cierto que ahora habrá una mayor sensibilidad hacia aspectos relacionados con la seguridad e higiene, con una menor masificación y un mayor interés por actividades en contacto con la naturaleza.

-¿Ha cambiado el hábito de consumo?

-Es muy pronto para decir si han cambiado los hábitos de consumo. Una de las funciones principales del Clúster Turismo de Galicia es ofrecer una visión estratégica de la actividad, que implica estar al tanto de la evolución de los hábitos de consumo. Por eso nos hemos empeñado en conocer esa evolución previsible a través de la investigación con criterios científicos y objetivos. Analizar la demanda es uno de los aspectos de los que se encargan las Universidades en el Plan Director 2021-2023, que elabora el Clúster junto con la Xunta de Galicia y todo el sector.

-¿Cuáles serán las claves del futuro?

-Espero que el Plan Director nos permita identificar bien esas claves. Desde la experiencia, y también un poco desde la intuición, creo que el turismo postpandemia, sobre todo en las etapas de recuperación, va a ser un turismo muy parecido al que ya estaba ofreciendo Galicia. Experiencias pausadas; poco masificadas; en contacto con la naturaleza; vinculadas a sensaciones placenteras, como la gastronomía o actividades de turismo activo y comprometidas con el territorio, su cultura y su modo de vida..

-¿Cuántos empresarios y familias se han quedado por el camino?

-Eso no lo podemos saber todavía, pero está claro que la pandemia va a tener ese efecto. Habrá empresas que no habrán podido resistir los esfuerzos que, como sociedad, les hemos obligado a asumir. Esa es la lectura más negativa que creo que podemos hacer desde una perspectiva sectorial y la lección que deberíamos aprender. Creo que, como sociedad, no hemos estado a la altura. Hay una parte de la población que, además de hacer las aportaciones que ha hecho todo el mundo, ya sea vía impuestos o mediante el comportamiento personal, ha tenido que dedicar los ahorros de toda su vida o incluso endeudarse para contribuir a la solución de este problema. Y la sociedad, a través de las Administraciones públicas, no ha sabido compensar de una forma justa esta aportación y, sobre todo, no ha sabido hacerlo a tiempo para salvarlos.

-¿Se recuperará algún día el sector?

-No tengo ninguna duda de ello. El turismo en Galicia ha tenido un desarrollo sólido en los últimos años, hasta convertirse en un sector estratégico e imprescindible para el bienestar de toda la sociedad. El sector se va a recuperar, por esa fortaleza y por ese carácter estratégico. Pero habrá empresas que, lamentablemente, ya no estarán con nosotros. Y no será por no haber sido fuertes y competitivas, sino porque no habrán podido asumir pérdidas, esfuerzos e inversiones que no han tenido que ver con su desempeño, buen-hacer empresarial o competitividad.

-¿Qué destinos o servicios se acabarán potenciando?

-Creo, como ya he dicho antes, que Galicia es un destino que resultará potenciado, porque es capaz de ofrecer una experiencia turística más segura y ajustada a las nuevas expectativas del consumidor. Considero que haber apostado desde el principio por el mensaje de «Galicia, destino seguro» ha asido un gran acierto, porque expresa una realidad e incide en nuestras principales ventajas competitivas.

Héctor Cañete A. P. E. H. de A Coruña

«El sector ha sufrido la pandemia y, además, se ha visto criminalizado»

Para Héctor Cañete, presidente de la patronal provincial coruñesa, este año «va a pasar a la historia por lo difícil que ha sido y el sufrimiento de un sector que no solo ha sido azotado por la pandemia, como toda la población, sino que ha visto cómo se le ha criminalizado desde las administraciones». «Este drama humano conlleva un cambio de hábitos que ha llegado para quedarse, como la digitalización, envío a domicilio y el take away, que serán cruciales en el futuro», avanza.

«El gobierno central ha dado palos de ciego sin ayudar al sector. Muchos compañeros y amigos cerraron la verja para siempre con la frustración y rabia de no haberse sentido protegidos. Siempre hemos cumplido con todas las medidas sanitarias que nos pidieron, hemos hecho un sacrificio cerrando nuestras empresas y modo de vida por el bien común. Todo parece indicar que este virus ha venido para quedarse entre nosotros y debemos adaptarnos a vivir con él, pero hay incertidumbre de cómo», concluye.

Cheché Real A. P. H. de Lugo

«No tengo claro el futuro de las tapas y de compartir espacios en el bar»

Cheché Real, presidente de la Asociacion Provincial de Hostelería de Lugo y miembro del Comité Ejecutivo nacional de Hostelería de España cree que «este año 2021 está perdido». «El sector que estuvo en el punto de mira desde el principio, el único, fue el de la hostelería y turismo», apunta. «Los empresarios y los trabajadores están como en una carrera de galgos, esperando a ver cuándo levantan la puerta para salir corriendo a abrir sus negocios», señala. Real cree que «todo va a peor, con empresas sumándose cada día a este caos económico, incluso las que tenían más resistencia». «La pandemia cambiará totalmente el concepto y disfrute de la hostelería», avanza, «aunque de momento nos estamos centrando en combatir el virus». «Bandejas de tapas en el mostrador, degustaciones... eso será diferente, porque el cliente demandará el cambio, ya que el virus seguirá estando y habrá que seguir evitando el contagio. No tengo claro tampoco el futuro de ir a ver el partido al bar, compartir espacios y voceríos...», añade. «Una conclusión positiva es la importancia de la hostelería, que nunca antes había cerrado. Y ahora que lo ha hecho, se ven cuántos sectores vinculados empiezan a temblar. Desde el comercio, la pesca, hasta la distribución y el transporte», analiza.

César Sánchez Ballesteros FEPROHOS Pontevedra

«Asistimos perplejos a la falta de apoyo y criterios de las autoridades»

César Sánchez-Ballesteros, presidente de Federación de Hostelería de Pontevedra (Feprohos) resume: «El turismo esperaba tocar el cielo y ha llegado al infierno. Se esperaba superar todos los récords con el Xacobeo, pero la caída de facturación fue del 90 % en el alojamiento y de 60 % como media general». «Sufrimos un drama sanitario y económico, pero asistimos perplejos a la falta de apoyo y criterios de las autoridades, incluso del mismo partido y color», analiza. «Esto marcará un antes y un después, tanto en las relaciones profesionales como sociales. Y diferente será en los jóvenes y en los adultos. Se recuperarán de diferente modo», opina. Considera que «Galicia parte con ventaja de ser un destino seguro, no masificado, natural (incluso las propias ciudades), para el que no se necesita desplazamiento en avión». «Los cruceros, por ejemplo, se verán muy afectados», matiza antes de concluir: «Tenemos ganas de disfrutar y de mezclar el rural y el urbano, pero en verano habrá que tener mucho cuidado, con la esperanza para después de esa estación».

Ovidio Fernández Ojea F. H. de Ourense

«Intentamos sobrevivir en circunstancias adversas»

Ovidio Fernández Ojea, presidente Federación de Hostelería de Ourense, destaca «el hundimiento de muchas empresas que, a menos que se reinventen y se creen de nuevo, no estarán». «No hubo rescate. Es una lucha de la Administración autonómica, sin ayuda de la central, por no perder el sector hostelero y evitar grandes problemas de cara al turismo y el consumo en Galicia», analiza. «El año 2021 puede ser peor que el 2020, en el que al menos se aprovechó hasta marzo. Dependerá de la vacuna, pero todo es incertidumbre», avanza. «Vivimos minuto a minuto, con la demanda constante del consumidor y del hostelero por abrir. Y sabiendo que el problema en Semana Santa será grande, otro más en el conjunto, difícil de superar. Intentamos sobrevivir en circunstancias adversas», describe. Fernández Ojea destaca que «la preocupación por el futuro es permanente». «Abrir sin tomar medidas o descontroladamente es jugar con la vida de las personas, es irresponsable. Pero debemos hablar de un rescate económico directo. Y no lo hay. El Gobierno central no hizo nada. Y ahora el sector se encuentra con un grave problema», concluye el dirigente de los hosteleros ourensanos.

Lois Lópes Hostalaría Compostela

«Estase aproveitando para facer unha reconversión do sector»

Lois Lópes, directivo de la Asociación Hostalaría Compostela, reconoce que «ninguén imaxinaba pasar por unha situación semellante. Cando o luns 9 de marzo pechan Madrid aínda parecía que quedaba lonxe, cando o 13 de marzo o presidente da Xunta anuncia o estado de emerxencia sanitaria non dabamos crédito, lembro algunha xente apurar o viño e marchar para a casa angustiada pola situación».

«Dixéronnos que eran quince días, asumible pola nosa parte, cando levábamos un mes xa nos demos conta que íamos botar outro mes mínimo, pero cando en maio nos abriron, os primeiros en todo o Estado, pensamos que se acabara o pesadelo, que era certa a nova normalidade que nos anunciaran», recuerda.

«A pandemia vai marcar un antes e un despois e estase aproveitando a circunstancia para facer unha reconversión no sector, unha reconversión que lles vai sair gratis, se lle deixamos», concluye Lois Lópes.

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