Investigan si empleados de la cárcel de Brieva tuvieron sexo con la asesina de Gabriel Cruz a cambio de un móvil
ESPAÑA
Ana Julia Quezada, condenada a prisión permanente revisable, habría grabado dichas relaciones con un teléfono para chantajear a la dirección de la prisión
06 may 2025 . Actualizado a las 17:18 h.El juzgado número 4 de Ávila investiga si trabajadores de la cárcel de Brieva, en la provincia de Ávila, tuvieron sexo con Ana Julia Quezada, a quien le consta una condena de prisión permanente revisable por el asesinato del niño Gabriel Cruz en el 2019, a cambio de tener acceso a un teléfono móvil.
En concreto, según publica el diario El País, el juzgado investiga desde hace casi un año un posible delito de cohecho por parte de algunos funcionarios de la cárcel de mujeres de Brieva (Ávila) por este hecho.
La información recoge que la declaración de un educador del centro penitenciario coincide con las de otras tres reclusas y la de una cuarta mujer, actual pareja de Quezada.
Los informes defienden que la condenada por el asesinato de Gabriel Cruz habría mantenido sexo con trabajadores de la prisión y con el cocinero, relaciones que podría haber grabado con el teléfono móvil que le facilitaron. Quezada habría grabado dichas relaciones para intentar «chantajear» a la dirección del centro penitenciario y conseguir así su traslado a Barcelona.
Además, en uno de los informes de la directora del la prisión, Laura Pérez, reconoce que tuvo «conocimiento de datos de especial relevancia sobre la interna» a través de un educador. «La interna manifiesta tener un móvil con una serie de grabaciones, entre ellas, imágenes de vídeo en las que aparece el funcionario en su celda», recoge el informe de la directora.
La lucha de Patricia Ramírez, madre de Gabriel
Patricia Ramírez, madre de Gabriel Cruz, ha convocado una rueda de prensa para este miércoles en la que denunciará públicamente una situación de «desamparo y desprotección institucional y judicial». Abordará también lo que considera una «vulneración de derechos» en el marco del Estatuto de la Víctima, normativa europea y legislación afín, así como posibles irregularidades en el centro penitenciario donde cumple condena Ana Julia Quezada, autora del asesinato de su hijo, y que podrían haber afectado a la integridad moral de la familia.
En junio del año pasado Ramírez ya solicitó a la Audiencia de Almería que investigase el intento de firma de un contrato por parte de Quezada con una productora audiovisual interesada en grabar un documental, presuntamente con la intención de venderlo a una plataforma como Netflix. Según reveló entonces la propia Ramírez, la prisión de Brieva denegó su participación tras detectar posibles irregularidades, como el uso de un teléfono móvil dentro del centro penitenciario.
La madre del menor llevó este asunto al Senado en junio del 2024, donde compareció de forma inédita ante la comisión de Interior y reclamó un pacto de Estado para regular los contenidos de tipo true crime, especialmente aquellos que afectan a víctimas de delitos graves y sus familias. «Me da miedo salir a la calle», expresó meses después en una entrevista con la televisión pública suiza, donde advirtió del daño que causan las especulaciones mediáticas y la posibilidad de que se genere «otro juicio paralelo».
Ramírez ha denunciado en reiteradas ocasiones el dolor añadido que le ha supuesto conocer que la asesina de su hijo habría intentado justificar su participación en dicho documental para obtener ingresos con los que pagar la responsabilidad civil impuesta por la condena o ayudar a su familia.
La desaparición
Gabriel Cruz desapareció el 27 de febrero del 2018 cuando pasaba la tarde con su abuela y la pareja de su padre en la finca familiar de La Hortichuelas, en Níjar.
El pequeño, de solo ocho años, desapareció en el camino entre la casa de su abuela y la de otros familiares, que se encontraba solo a cien metros. El dispositivo para buscar al menor se puso en marcha de inmediato, pero nada se supo de él durante doce días. Con 3.000 voluntarios y 2.000 profesionales de las emergencias, fue la mayor búsqueda de un desaparecido en España.
Lo que no se sabía en ese momento era que una de las personas que, aparentemente, más estaba sufriendo su ausencia, era su asesina. Se trataba de la novia de su padre, Ana Julia Quezada, que confesó los hechos tras su detención y después de que la Guardia Civil encontrase el cuerpo del niño en el maletero de su coche.
Quezada fue condenada en el 2019 por asesinato a prisión permanente revisable.