Ábalos niega en el Supremo haber cobrado mordidas y culpa de todo a Koldo García
ESPAÑA
El exministro declaró durante más de tres horas para intentar desmontar las acusaciones de Aldama y la UCO
12 dic 2024 . Actualizado a las 15:19 h.Más de tres horas respondiendo a acusaciones y defensa y con un doble mantra que repitió tanto dentro como a la salida del Supremo: «no hubo comisiones» y el responsable de cualquier irregularidad en relación con la trama de Víctor de Aldama es su exasesor Koldo García, que fue quien introdujo al empresario en su círculo y quien mantenía la relación con el supuesto cabecilla de la trama corrupta. Casi diez meses después de ser suspendido de militancia y repudiado por el PSOE tras estallar el denominado 'caso Koldo', José Luis Ábalos pasó por el alto tribunal para intentar demostrar su total inocencia y, sobre todo, para tratar de desmontar las acusaciones de Víctor de Aldama contra él. «La sesión ha sido larga y se han tocado todos los extremos conocidos. Creo que he dado las aclaraciones suficientes», abundó el exministro a las puertas de la sede judicial, donde confirmó que en breve enviará al juez documentación que «acredita cuanto he dicho». «Nada ha quedado en el tintero», se congratuló.
El exdirigente socialista llegó pasadas las 9.30 horas a la sede del Supremo para someterse de manera voluntaria al interrogatorio de las partes y del instructor Leopoldo Puente, quien le investiga por integración en organización criminal, tráfico de influencias, cohecho y malversación de caudales públicos. Ábalos, casi sonriente y aparentemente tranquilo, llegó en taxi a la Plaza de la Villa de París y, tras saludar a los periodistas, entró al edificio sin hacer declaraciones.
La esperada cita judicial de este jueves, que finalmente empezó a las 10:20 horas y se alargó hasta aproximadamente las 13:30 horas, comenzó con polémica porque el juez Puente solo permitió participar en el interrogatorio al abogado del PP, Alberto Durán, como única acusación popular y en representación del resto. El magistrado tomó esta decisión después de que el miércoles pusiera al PP al frente de las acusaciones por ser la primera que se personó en la causa, ya que no había habido acuerdo entre todas ellas sobre la unificación de la dirección letrada. VOX, sindicato Manos Limpias, Asociación Liberum, Asociación Hazteoir.org, Asociación de Abogados Demócratas por Europa y el partido político Iustitia Europa no pudieron entrar a la citación y sus abogados mostraron su enfado en las puertas del Supremo.
Sí intervinieron en el interrogatorio, el jefe de la Fiscalía Anticorrupción, Alejandro Luzón, que se ha hecho cargo personalmente del caso, y los letrados de los otros dos imputados en el Supremo: Koldo García y Víctor de Aldama.
Ayer, en el Congreso, Ábalos ya avanzó cuáles iban a ser sus líneas de defensa. «No hay nada», insistió el miércoles quien dirigiera la cartera de Transportes entre el 2018 y el 2021. «Lo tengo muy fácil en la declaración porque voy para contar lo que yo viví en el ministerio en aquella época, cuando todo el mundo estaba en casa y la situación era desoladora», explicó este miércoles el exdirigente socialista en el patio del Congreso en una improvisada rueda de prensa previa a su declaración judicial. Una citación que, afirma, llevaba esperando con ansiedad desde que el pasado febrero la denominada 'operación Delorme' le situara en el centro del huracán mediático y, especialmente, después de que en octubre los informes de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil le elevara a «pieza relevante» de la presunta trama que dirigía De Aldama, el «nexo corruptor» de todo.
Según el exsecretario de Organización del PSOE, su estrategia hoy no iba a ser «defenderse de nada», sino explicar, al menos en lo que se refiere al millonario contrato de las mascarillas a la empresa de Víctor de Aldama (Soluciones de Gestión se llevó contratos por valor de 53 millones de euros en 2020), que no hubo ninguna irregularidad porque simplemente «queríamos ayudar en la peor época de la pandemia». «Tengo muchas ganas de hablar, ojalá lo hubiera conseguido antes», insistió.
Pero las acusaciones contra quien fuera la mano derecha de Pedro Sánchez son bastante más amplias que la de haber supuestamente abierto las puertas de Transportes y de otras administraciones socialistas a De Aldama para la venta de mascarillas. Y es que el empresario y presunto cerebro de la trama corrupta, más allá de las acusaciones iniciales contenidas en los informes de la UCO, ha ido ampliando en los últimos días las imputaciones contra Ábalos, tanto en su declaración ante el juez de la Audiencia Nacional Ismael Moreno el pasado 21 de noviembre, cuando consiguió su excarcelación, como en el escrito que presentó en el Supremo la pasada semana.
«Aldama está actuando por venganza. Ha conseguido la libertad por meterse con el Gobierno», afirmó este miércoles el exministro, quien denunció que básicamente su confesión no fue espontánea, sino guiada por su letrado, José Antonio Choclan, para conseguir su puesta en libertad. «Él (De Aldama) no declaró, prácticamente lo hizo su abogado», afirmó el ahora diputado del Grupo Mixto, quien recordó que tres semanas después de su confesión ante el instructor del 'caso Koldo' y de prometer pruebas de sus acusaciones se ha presentado con «dos carpetas, unas fotocopias de los presupuestos generales del Estado y un contrato de compraventa».
Eso sí, Ábalos admitió que «hay cosas que pueden ser ciertas y otras no», en la confesión del empresario, quien, además al extitular de Transportes y Fomento, apuntó, entre otros, por cobrar o pedir mordidas contra el actual ministro Ángel Víctor Torres, el jefe de Gabinete de María Jesús Montero, Carlos Moreno, o el secretario de Organización del PSOE Santos Cerdán.
«Mentira»
Lo sí que dijo que es «mentira» de las confesiones de De Aldama es la última revelación que el empresario ha hecho sobre Ábalos: la firma de un contrato el 24 de abril del 2019 entre ambos sobre el alquiler con derecho a compra de una vivienda de lujo en el número 164 del Paseo de la Castellana de Madrid, valorada en 1,9 millones según el conseguidor. En su escrito al juez del Supremo, De Aldama sostiene que ese contrato en realidad era una «fiducia». Es decir, se ponía en manos de Ábalos inmueble como «garantía» del «cumplimiento del compromiso por parte de determinadas constructoras de abonar comisiones si resultaban adjudicatarias de determinados contratos públicos, pre-adjudicados, esto es, decididos antes de su licitación». O sea, el empresario afirma que entregó ese piso de su propiedad en 'prenda' para acabar de convencer a Ábalos de que sus maniobras para amañar concursos iban a tener una recompensa monetaria futura. «Jamás hubo entrega de llaves, el contrato se rompe y él se guarda una copia para que ahora parezca una cosa que no es ante el juez», apuntó el exdirigente socialista a la entrada de la cámara baja, donde también negó haber estado en República Dominicana llevando dinero para blanquear.
Ábalos, que ante los periodistas del Congreso admitió «arrepentirse» de haberse «fiado» de Víctor de Aldama y de «otras muchas personas», tendrá este jueves que tratar de desmontar los cuatro elementos indiciarios sobre su presunta implicación en este caso y que llevaron al juez Moreno a otorgarle un «papel principal» en la trama en la exposición razonada remitida al alto tribunal contra el aforado. Se trata del uso de un chalet en la provincia de Cádiz en el 2021, que fue adquirido por una empresa vinculada a la investigación; los dos contratos laborales a su expareja Jéssica Rodríguez en empresas dependientes del ministerio que entonces dirigía; el supuesto pago por parte de la trama del apartamento de lujo en el que vivía ésta en una rascacielos de la Plaza de España de Madrid; y el ya famoso contrato de alquiler con opción a venta del piso del Paseo de la Castellana.