El tsunami de Errejón, la caída de la careta feminista que mina el crédito de la izquierda

L. Pérez MADRID / COLPISA

ESPAÑA

El exportavoz de Sumar en el Congreso de los Diputados, Íñigo Errejón
El exportavoz de Sumar en el Congreso de los Diputados, Íñigo Errejón FERNANDO VILLAR|FERNANDO VILLAR | EFE

El impacto «terrible» de la farsa del ideólogo que decía defender a las mujeres atora el futuro de Sumar y el de una Yolanda Díaz bajo sospecha de taparlo

27 oct 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Un escalofrío recorre la izquierda. «Esto es terrible», se musita entre los partidos de la noqueada Sumar y se proclama en Podemos, en una onda expansiva que alcanza al PSOE y abre una destructiva vía de agua en un Gobierno atenazado por los sobresaltos, a cada cual peor. Íñigo Errejón dimitió —le empujaron a hacerlo— por su señalamiento como un agresor sexual que se prevalía de su posición de poder el mismo jueves en que se cumplía un año de aquella airosa imagen en el Museo Reina Sofía de Pedro Sánchez y Yolanda Díaz rubricando el pacto para reeditar la coalición tras haber salvado sus muebles el 23-J.

El renovado gabinete «progresista y feminista» reforzaba entonces su «compromiso de lucha contra las violencias machistas». Pero las denuncias contra Errejón han detonado una carga de profundidad que compromete el futuro del ya agujereado proyecto de la vicepresidenta primera, la entereza de esta —bajo sospecha sobre qué sabía, si lo dejó pasar o si lo encubrió— como sostén de Sánchez y la credibilidad de las izquierdas como garantes de los derechos de sus conciudadanas.

«No hay un país digno en el que las mujeres tengan miedo por su integridad, por su libertad de movimiento, por sus condiciones de vida», resuena la elocuencia de Errejón en la traicionera hemeroteca que circula estos días. Vídeos que ilustran lo que el PP, al que se le ha abierto el filón más inimaginable en un trance crucial de la legislatura, calificó de «feminismo hipócrita» a las dos horas de que el cofundador de Podemos y pieza clave de Sumar anunciara su forzosa renuncia

El dirigente del verbo sofisticado; el ideólogo cultivado que abrillantó el primer Podemos y que ahora seguía luciendo en el Congreso en medio del desinfle de la otrora presidenciable Yolanda Díaz; el diputado de maneras amables siempre dispuesto a la sonrisa; el elegido, en definitiva, para reflotar el ideario programático de Sumar en la asamblea de diciembre amenaza con dejar tumbados en la lona al partido de la vicepresidenta y a ella misma y al crédito feminista de la izquierda que se dice «horrorizada», en palabras de Más Madrid. Unas y otros socavados por lo que el coordinador general de IU, Antonio Maíllo, define como «el machirulismo» político que se nutre del sexismo «estructural».