Primera visita de un presidente de la Generalitat a la Zarzuela desde el 2015
18 sep 2024 . Actualizado a las 12:41 h.Desde aquel «vengo en son de paz» de Artur Mas hasta el «muy bien, muy contento de estar aquí» de Salvador Illa, han pasado nueve años. Casi una década, la del procés, marcada por el distanciamiento entre la Casa Real y el Palau de la Generalitat. El jefe del Ejecutivo catalán, Salvador Illa, ha sido recibido este miércoles en audiencia por el Rey en el palacio de la Zarzuela. Una reunión con motivo de su nombramiento como presidente del Govern, el pasado 8 de agosto, y que cierra una etapa y abre una nueva, de normalización de las relaciones entre las dos instituciones, la Jefatura del Estado y el Palau de la Generalitat.
Los puentes saltaron por los aires tras el discurso que pronunció el rey el 3 de octubre del 2017, dos días después de que el independentismo consumara su amenaza y celebrara un referendo ilegal, en el que participaron más de dos millones de catalanes. El jefe del Estado llamó a «asegurar el orden constitucional y el normal funcionamiento de las instituciones, la vigencia del Estado de derecho y el autogobierno de Cataluña, basado en la Constitución y en su Estado de Autonomía». El secesionismo le acusó de liderar el «a por ellos judicial y de impulsar la aplicación del artículo 155 de la Carta Magna», por el que el Gobierno intervino la autonomía y destituyó al Govern el 27 de octubre, después de la declaración unilateral de independencia.
A partir de entonces entonces, Puigdemont huyó a Bruselas y los sucesivos presidentes de la Generalitat (Quim Torra y Pere Aragonès) rompieron relaciones con la Casa Real, desde la consigna de que «los catalanes no tienen rey». Con Torra, las relaciones con la Casa Real fueron más distantes y la tensión se relajó un ápice bajo el mandato de Aragonès, en el que las protestas por las visitas del jefe del Estado a Cataluña menguaron.
Illa, que prometió el cargo con lealtad al rey y a la Constitución, una fórmula clásica ignorada por los nacionalistas, ha recuperado la bandera española en su despacho (y en las delegaciones de la Generalitat en el extranjero), tras años de ausencia, y ha restablecido las relaciones con la Corona.