Lupín, el mayor ciberestafador de España, suma una nueva condena por la venta fraudulenta de una consola

Carlos Peralta
C. Peralta REDACCIÓN / LA VOZ

ESPAÑA

GUARDIA CIVIL

El delincuente berciano fue condenado a un año de prisión por no enviar la videoconsola al comprador y utilizar los datos de su tarjeta para gastarse 760,49 euros en Lugo

18 ene 2024 . Actualizado a las 17:00 h.

Jordi Arias, considerado uno de los mayores ciberestafadores de España, suma una nueva condena a su denso historial delictivo. El delincuente, natural de Ponferrada, fue condenado a un año de prisión por estafar a un hombre en San Sebastián. Así lo ratificó en su sentencia un juzgado de la ciudad —recurrible a la Audiencia de Guipúzcoa—, que constata que Arias, conocido como Lupín por el ladrón de las novelas de Maurice Leblanc, estableció contacto con la víctima a través de una web de compra y venta de productos. Fingía querer venderle una videoconsola por 289 euros. El comprador contactó con Arias cuando comprobó que no le había enviado el producto. Este le solicitó entonces varios datos claves para culminar la estafa: las claves de su tarjeta de débito, los datos de su DNI y su dirección. Lupín se sirvió del error de la víctima para gastarse 760,49 euros en una estación de servicio en la provincia de Lugo.

Detenido en Madrid en el 2022

El estafador berciano fue detenido en el 2022 en una conocida discoteca de Madrid. Un ciudadano le localizó, después de haber visto antes su rostro en la televisión, y advirtió a la Policía Nacional. Los agentes le esperaban a la salida del local. Le incautaron 12.000 euros en efectivo. Arias solicitó entonces un habeas corpus, una figura jurídica que permite al acusado presentarse ante un juez, que determina si la orden de detención es legal o no. En este caso, la jueza de guardia no tuvo dudas. Sobre el berciano pesaban al menos nueve órdenes de detención (ninguna de ellas en Galicia) y una de ingreso en prisión. Además, cuenta con centenares de denuncias pendientes y varias condenas firmes. Una de las primeras fue en el 2020. La Audiencia Provincial de León le condenó a un año de prisión por gastarse cerca de 7.000 euros de la tarjeta de crédito de su compañera de piso. En el momento de su detención, preparaba su gran golpe. Una estafa a gran escala con motivo del Black Friday con la que pretendía obtener un millón de euros para después vivir de las rentas.

El joven berciano vivía con un alto tren de vida. Ganaba cerca de 300.000 euros al mes con un entramado de estafas en las que contaba con colaboradores. Según fuentes policiales, llegó incluso a pagarle a terceros para que le pegaran una paliza a uno de sus cómplices. Vivía en hoteles y apartamentos turísticos y pasaba estancias muy cortas en ellos para evitar ser localizado. Vivía como un fugitivo.

Destacaba por ser un ciberestafador frío y calculador, sin ningún tipo de escrúpulos. Junto a sus colaboradores, creaba páginas web falsas en las que aparentemente vendía productos (muchos de ellos electrónicos) que jamás llegaban a los clientes. También suplantaba identidades de la web de compra y venta Wallapop para repetir el mismo procedimiento. Una vez lograba acceder a las cuentas bancarias de los estafados, las vaciaba por completo. Su descaro era tal que, según Vozpópuli, llegó a mandar una transferencia de 5.000 euros desde la cuenta de una de sus víctimas a una oenegé. «Y esto, para los pobres», añadió en el concepto del envío.