La imagen del monarca en las investiduras del líder socialista han cambiado con el paso de los años
18 nov 2023 . Actualizado a las 20:03 h.La ceremonia de toma de posesión de Pedro Sánchez en el palacio de la Zarzuela fue breve, apenas cinco minutos, pero intensa. Comenzó cuando Francina Armengol, presidenta de Congreso, Pedro Rollán, del Senado; Cándido Conde-Pumpido, presidente del Tribunal Constitucional y Vicente Guilarte, presidente del CGPJ tomaron posiciones ante la mirada de Pilar Llop, ministra de Justicia en funciones que esperaba la entrada del rey. Al fondo Pedro Sánchez, a punto de prometer la Constitución. Cuando Felipe VI accedió a la sala lo hizo con un semblante serio, que no abandonó durante todo el acto protocolario. No modificó su expresión en ningún momento. Ni cuando observaba desde un lateral como Pedro Sánchez prometía cumplir con sus obligaciones de presidente, respetar la Carta Magna y guardar lealtad al rey, ni después de que el jefe del Estado se dirigiese al recién nombrado presidente del Gobierno para darle un apretón de manos, que despachó con un escueto «enhorabuena, presidente». Sánchez respondió a las felicitaciones con un «gracias, señor» y le preguntó por cómo se encontraba de su lesión en el escafoides de la mano derecha.
Los gestos son importantes y los que transmitió el viernes Felipe VI denotaban incomodidad e incluso enfado. Nada tuvo que ver esta ceremonia oficial con otras con los mismos protagonistas. Por ejemplo, en el 2020, cuando Sánchez tomaba posesión como presidente después de una repetición electoral hubo sonrisas y rostros relajados. Algo que no se vio en el 2023, por lo menos en la señal institucional del acto celebrado en la Zarzuela.