El PP se lanzará a por el electorado antisanchista del PNV y el del sector de Junts que emparenta con CiU
ESPAÑA
Asegura que «se acabó la fiesta», en referencia a los nacionalistas vascos que no apoyaron a Feijoo
01 oct 2023 . Actualizado a las 05:00 h.Cuando llegó a la planta noble de Génova hace año y medio, Alberto Núñez Feijoo era plenamente consciente de que su partido tiene un talón de Aquiles electoral en el País Vasco y Cataluña, dos territorios donde el líder del PP se ha fijado el desafío de recuperar posiciones con un discurso autonomista. El ciclo electoral trazado por el 28M y por el 23J ha permitido a los populares recomponer la figura en dos comunidades que nutren el sanchismo y sortear el riesgo letal de la irrelevancia: suyo ha sido el voto decisivo para decantar los gobiernos de los ayuntamientos de Barcelona y Vitoria y el de la Diputación de Guipúzcoa.
Pero Cataluña y el País Vasco siguen constituyendo dos lunares en un mapa autonómico casi hegemónico para el PP. El dirigente gallego ha intentado con denuedo granjearse el aval del PNV y sondeado incluso a Junts, aun a costa de que estos contactos hayan erizado los ánimos del ala más antinacionalista del PP.
Pero el pleno de investidura ha marcado un punto de inflexión, un pase de pantalla. «Feijoo se ha hecho respetar», frente al no del soberanismo que no es de izquierdas, sostienen en Génova. «Se acabó la fiesta», remata un miembro del núcleo duro en referencia concreta al PNV, con el que el PP arrastra un profundo malestar por lo obvio —no poder contar con su voto por lo que representa Vox—; pero en especial por la displicencia con la que, a su juicio, se han conducido los peneuvistas desmereciendo el respaldo gratis para que retuvieran la diputación guipuzcoana y la posibilidad de que necesiten ampliar su paleta de pactos —limitada hoy a los socialistas— si EH Bildu sigue comiéndoles espacio en las urnas.
La sorna gallega que Feijoo desplegó en el Congreso contra todo el que subió a objetarle sorprendió en el caso del PNV, más acostumbrado a que le doran la píldora a su portavoz, Aitor Esteban, que a que le zahieran. «Nos separa un abismo profundo», concluyó el viernes Esteban ante un Feijoo dispuesto a «lanzarse» a por el electorado del PNV incómodo por tener que compartir alianzas con EH Bildu en Madrid y ahora también a por el de los sectores que nominalmente puedan seguir en Junts pero emparentan con la extinta CiU distante del secesionismo.