Ponsatí desafía a Llarena al no ir a declarar por el 1-O al Supremo y marcharse a Bruselas

Mercedes Lodeiro REDACCIÓN / LA VOZ

ESPAÑA

Clara Ponsatí, este lunes en su despacho de Bruselas
Clara Ponsatí, este lunes en su despacho de Bruselas Leo Rodríguez | EFE

El juez le da cinco días para que justifique su inmunidad parlamentaria

24 abr 2023 . Actualizado a las 21:07 h.

La exconsejera de Educación de la Generalitat, Clara Ponsatí, dio plantón ayer al juez Pablo Llarena en el Tribunal Supremo, donde la había citado para comunicarle su procesamiento por desobediencia. Pero en esta ocasión se cuidó de justificar el motivo de su incomparecencia presentando un escrito al magistrado. Por una parte, alegó que se había iniciado «el procedimiento de amparo de sus privilegios e inmunidades» en el Parlamento Europeo, como solicitó tras su arresto el 28 de marzo en Barcelona, y eso obligaba a Llarena a «suspender el procedimiento judicial, de conformidad con el principio de cooperación leal que establece el artículo 4.3 del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea». Y, por tanto, correspondía, justifica Ponsatí, «dejar sin efecto la citación prevista» para ayer. Por otra parte, que este lunes tenía trabajo como europarlamentaria en dos comisiones de las que forma parte en Bruselas.

Las alegaciones y el nuevo desafío de la eurodiputada de Junts, que hace cinco años optó por huir de la Justicia igual que Carles Puigdemont, fueron respondidas por el magistrado con una providencia en la que le da cinco días para que acredite el procedimiento de amparo respecto a la inmunidad de la que dice gozar. Y da ese mismo plazo a las acusaciones —Fiscalía, Abogacía del Estado y a la acusación popular, que ejerce Vox— para que se pronuncien sobre si la incomparecencia y los argumentos de Ponsatí tendrían que derivar en una orden de arresto. De decidir esto último Llarena, la orden sería nacional, como la aplicada el pasado 28 de marzo cuando fue detenida en Barcelona para comunicarle su situación judicial, hasta entonces de rebeldía, y se le citó a declarar en el Supremo en Madrid este lunes antes de quedar en libertad.

«Llueve en Flandes»

Entonces, Llarena advirtió que el no acudir «conllevaría la modificación de su situación personal y su conducción ante este tribunal por la fuerza pública».

La exconsejera, que, tras la derogación del delito de sedición, solo está acusada de desobediencia, que no conlleva penas de cárcel, eligió ayer Twitter para decir que estaba en Bélgica. «Llueve en Flandes», escribió para enojo de todos aquellos españoles, entre ellos, los catalanes, que comienzan a sufrir los efectos de la sequía.

El día anterior, el domingo, la política independentista volvió a vivir un Sant Jordi en Barcelona, donde aprovechó para hacer campaña en un acto de JxCat. En ese marco, adelantó: «Yo mañana trabajaré, tengo trabajo». Pero al ser preguntada sobre su comparecencia en el Supremo, se limitó a decir: «Algún día u otro iré a Madrid. O quizás no».

Esa actitud enigmática choca con sus declaraciones de marzo cuando de un modo contundente afirmó que no tenía «especiales ganas» de hablar con Llarena y que no iría a declarar al Supremo. A diferencia de Ponsatí, cuando volvieron a España, Meritxell Serret y Anna Gabriel se presentaron ante el juez y evitaron sus arrestos.

Además de plantar a Llarena, la exconsejera de Educación, responsable de la apertura de los colegios el 1-O, cargó contra el comisario jefe de los Mossos d'Esquadra, Eduard Sallent, quien en una entrevista en Catalunya Ràdio señaló que «los jueces determinaron» que la detención de Ponsatí había sido «absolutamente legal». «Esconderse detrás de una orden de detención ilegal no hace legal vuestra actuación ni excusa vuestra cobardía», mintió Ponsatí en Twitter.